En general, hay muchas personas que en esta época del año les aumenta la ansiedad porque se activan aún más que en otras épocas, ciertas distorsiones cognitivas, patrones mentales o emocionales que no nos hacen bien, como te explicaré en este post.
Recientemente me di cuenta que diciembre lo podemos sentir como un domingo extendido. Lo que sucede, tanto en los domingos como en diciembre es que nos enfrentamos de forma más directa a nosotros y nuestras vidas; al hacer esto, podemos descubrir cosas que no nos gustan y magnificarlas con una mirada de juicio y comparación.
En esta época del año, también aumentan los compromisos familiares en los que muchas veces no queremos involucrarnos, mezclándose con ausencia de planes o facilidades económicas para hacer lo que realmente nos gustaría.
También son momentos donde algunos salimos de la rutina y descansamos, y para quienes traen un cúmulo de estrés, en este proceso puede aumentar aún más. Y sin mencionar que las dinámicas familiares se desequilibran precisamente por la falta de rutina, como por ejemplo, tener a los hijos en casa por las vacaciones escolares o al papá que normalmente está en el trabajo.
Pero sobre todo, tanto en los domingos como en diciembre, nos enfrentamos directamente a reconocer cómo nos sentimos y, si estamos atravesando por momentos de tristeza, ansiedad, duelo o algún otro problema, este se puede magnificar si nos juzgamos o comparamos con la expectativa social de lo que tendrías que estar viviendo, haciendo y sobre todo, sintiendo en estas fechas.
Además de todo esto, pregunté en nuestra cuenta de Instagram, ¿Por qué creían o sentían que en diciembre aumentaban sus niveles de estrés y ansiedad? Estas son las principales respuestas:
Todas estas causas son detonadores importantes, pero creo que logran tener un efecto en nosotros porque existen causas más profundas, que tienen que ver con cómo interpretamos lo que vivimos, con distorsiones del pensamiento que tenemos. Como por ejemplo:
La adivinación del pensamiento es una distorsión cognitiva que hacemos cuando estamos seguros de lo que el otro está pensando. Creo que en esta época es cuando más adivinación del pensamiento hay, y esto es realmente una de las principales causas de que estemos tan seguros de que todo mundo está pasándola bomba, de vacaciones, disfrutando, relajándose y abrazando amorosamente a su familia perfecta.
Y aquí sería algo así como “Adivinación del sentimiento” (concepto que me acabo de inventar, a partir de la distorsión de adivinación del pensamiento), ya que estás seguro que todos los demás la están pasando mucho mejor que tú.
Como lo dice la palabra, la magnificación es cuando aumentamos de proporción las cosas, ya sean nuestras sensaciones, emociones, cosas que no nos gustan de nosotros y de nuestras vidas.
Y en esta época, que nos invita a reflexionar sobre lo que hemos cumplido o no, logrado o no y sobre dónde estamos parados; es probable que magnifiquemos lo negativo de nosotros, y minimicemos lo positivo, haciendo una evaluación negativa de lo que fue el año anterior, atribuyéndonos la culpa, haciéndonos sentir avergonzados, fuera de lugar, incompetentes. Todo un combo que lógicamente nos generará estrés y ansiedad.
Tendemos también a idealizar la vida de los demás, y nos comparamos con un ideal que no es verdadero, o sea, con las fotos que vemos en redes sociales, con las fotos de los espectaculares de la calle, con los comerciales de la tele… Por todos lados nos muestran personas perfectas viviendo estas fechas de forma perfecta, de la forma en que nosotros no lo estamos viviendo.
Hay que tener en mente que se nos muestra un porcentaje pequeño de la población que lo vive así, que no todo mundo está en situaciones óptimas en estas fechas, que no todo el mundo está con su familia, ni con salud, ni de vacaciones, simplemente para ver las cosas de forma objetiva.
Además de vidas perfectas, por todos lados nos ofrecen cosas por comprar, paquetes para irnos de vacaciones, ropa de temporada, juguetes enormes y sofisticados para nuestros hijos, etcétera, etcétera.
Y aunque tengas comida en tu mesa y un techo que te proteja, tanta publicidad y consumismo a tu alrededor te puede hacer sentir pobre, activando en ti una sensación de carencia, la cual puedes disminuir poniendo en práctica el agradecimiento y reconocimiento de lo que sí tienes, aunque sea relativamente “poco”.
También en esta época se hacen presentes patrones conductuales como el de “debo de complacer a todo el mundo aunque no me complazca a mi”. Nos envolvemos en compromisos que no queremos, nos desgastamos encontrando el regalo perfecto, preparando la comida perfecta, nos estresamos si vamos a recibir visitas o si vamos a ir a algún lugar con las manos vacías.
Además, nos estresamos por darle gusto a la familia, pretendiendo ser lo que ellos esperan que seamos, y al mismo tiempo, sintiéndonos culpables por no serlo… Asistimos a todo nada más porque las fechas lo ameritan, aunque en realidad no queramos o dejemos de hacer algo que sí nos gustaría.
Y no nada más sobrevivir, sino aprovecharlo a tu favor
Cuando te encuentres pensando en las vidas maravillosas de todos los demás, sé objetivo y recuerda que no todo es lo que se aparenta en redes sociales. Hay muchas personas en situaciones poco favorables y no, no todo el mundo está pasándola feliz con sus familias y de vacaciones corriendo por la playa.
Cuando pienses que todo el año anterior fue un desperdicio, que no obtuviste ningún avance, que estás mal por sentirte mal, o cualquier juicio que hagas hacia ti mismo, sé objetivo, ve también tus partes positivas, reconoce tus avances aunque sean pequeños y ve qué es lo que te tiene estando en medio de lo que no te gusta.
Sí, diciembre puede ser un golpe de consciencia que te haga a ver las cosas que quizá no te gustan de tu presente, pero también puede ayudarte a ver tus áreas de oportunidad y lo que quieres mejorar. En lugar de ver esto como un juicio severo, tómalo como una oportunidad para motivarte, renovar tu energía, empezar de nuevo o retomar lo que te interesa.
La idea es que ante este “golpe de conciencia” puedas motivarte a generar cambios que te encaminan hacia donde sí quieres estar, en lugar de que te sientas incapaz de cambiarlo.
Imagina por un momento que eres libre, que puedes elegir cómo pasar este mes y las fechas importantes. Imagina que puedes decidir y que nadie se molestará por tus decisiones… ¿Qué harías diferente?
Haz un ideal de cómo te gustaría a ti pasar estas fechas, luego trata de adaptar tu realidad a ese ideal, lo más que puedas. Trata de meter esas actividades que sí te gustaría en medio de las que tienes que hacer y que no te encantan, tampoco tienes que ser extremista, puedes considerar asistir al evento familiar, pero también organizar algo que a ti te guste.
El punto es que reconozcas que sí eres libre, sí eres el dueño de tu vida y sí tienes derecho a elegir.
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Recuerda que lo que realmente buscamos como seres humanos es la conexión real, sentirnos vinculados y pertenecientes a un grupo. A veces en los grupos familiares pueden darse conversaciones que quizás no te interesan, pero también puedes abrir conversaciones de lo que sí te interesa. También considera abrirte y ser honesto si hay momentos donde te sientas juzgado.
Evita ir a las reuniones con actitud defensiva, tratando de ocultar lo que estás viviendo o siendo. Ve siendo auténtico y genuino, y seguramente que podrás conectar con algún familiar que está en la misma sintonía. Y por otro lado, si te encuentras solo o aislado de tu familia, ábrete con las personas que tengas a tu alrededor, en tus redes sociales, organiza algo si es que así lo quieres, y trata de conectar emocionalmente con otras personas.
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Recuerda que los demás son responsables de sus propias emociones, de sus propias decisiones. Si te nace dar tiempo, atención o algún regalo, que sea una decisión de corazón, desde el amor.
Recuerda que también puedes preguntarle a los demás qué es lo que realmente quieren o esperan de ti, pues muchas veces buscamos complacer sin saber realmente lo que el otro espera de nosotros ¿Qué tal que por ejemplo, tu abuela prefiere pasar ese día con sus amigas y tú piensas que quiere pasarla contigo, mientras que tú quieres pasarla con alguien más? Muchas veces sucede así, por eso hay que preguntar, hay que ver qué es lo que realmente queremos, luego hacer un plan para que puedas dar lo que sí te nace y estar contento con tus decisiones.
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Por el consumismo, aumentamos mucho de proporción estas fechas, eso activa en nosotros la sensación de carencia y falta de perfeccionismo, y claro, el mensaje de que la mejor forma de alcanzar la perfección es gastando dinero en las cosas que se te ofrecen como fuente de felicidad.
Por eso te recomiendo alejarte un poco de las redes sociales, apagar la televisión, evitar salir demasiado a los centros comerciales y más bien ir a lugares donde puedas contactar con la naturaleza, buscar actividades culturales, y como te decía, conectar emocionalmente con otras personas.
Ahí te darás cuenta que no te hace falta nada de lo que te ofrecen y que no hay carencia.
Yo sé que el calendario tiene un motivo de ser, y que los ciclos del sol y la tierra son importantes en cuanto a que nos ayudan a tomar energía para los nuevos inicios, pero no les des más importancia de lo que tienen, no es tu última oportunidad para cumplir propósitos, no es el tiempo donde se define todo.
Es un mes más, es una fecha más, en la cual sí puedes aprovechar para motivarte, más no es una sentencia no lograrlo.
Sobre todo estas fechas aprovéchalas, en caso de que tengas un poco más de tiempo, para ti, para aumentar el autocuidado... Estírate en las mañanas, cierra los ojos, siéntete, suelta las tensiones, relájate, hidrátate bien, sal a respirar aire fresco, sal a caminar, nútrete como lo mereces y regálate tus antojos.
De esta forma será más fácil atravesar por estas fechas, enfocado en cuidarte y amarte a ti primero.
Yo sé que es difícil agradecer cuando nos sentimos mal, pero aún así, hay que hacer el esfuerzo de escribir lo que agradecemos de este año que termina, este ejercicio te ayudará a sentirte mejor a nivel emocional y espiritual, y será como vitamina para pasar estas fechas.
Reconoce lo que sí eres, lo que sí has hecho, lo que sí puedes encontrar de positivo en tu vida, aunque sea una cosa, agradece algo de tu cuerpo, de tu realidad.
Recuerda que tú puedes elegir cómo pasar estas fechas, cuánta importancia darle, qué tanto juzgarte, compararte... O más bien, qué tanto aprovecharlo como oportunidad para volver a soñar, diseñar tu vida y motivarte para accionar hacia ese camino que sí quieres elegir.