A veces es necesario hacerlo, pero hay que reconocer cuándo ya es momento de salir de nuestro caparazón.
Cuando digo conectar con los demás, me refiero a esa sensación casi imperceptible y sin palabras, en la que simplemente tienes la certeza de que estás energética o mentalmente conectado a otra persona. Sientes empatía y te sientes comprendido, que hablan el mismo idioma, que puedes ser tu mismo y que no hay necesidad de ponerte máscaras.
Creo que eso es lo más importante, cuando conectas con alguien más, es ese momento en el que te sientes tu mismo estando con otro.
Y como muchos filósofos lo han declarado, nos encontramos a través del otro, nos reconocemos como individuos gracias a que nos espejeamos con el otro. Por eso, conectar no se trata de la otra persona, se trata de ti mismo, pues al hacerlo, te conoces, te encuentras, te sientes, te descubres, te vibras a ti tal y como eres.
De igual forma, cuando te cierras emocionalmente a los demás, y dejas de compartirte y de abrirte desde tus emociones y tus pensamientos, en ese momento lo que en realidad pasa, es que te cierras a ti mismo, y te privas de la oportunidad de sentirte y reafirmar quién eres.
En un muy alto porcentaje, dentro de la consulta privada, reconozco que como personas que tendemos a la ansiedad, de igual forma, tendemos a necesitar de conexiones profundas, no superficiales, con los demás. Es precisamente eso lo que no nos gustaba de cuando éramos niños, que lo que sentíamos en nuestras familias no era trascendente o profundo.
Podría decir, que en un 80%, las personas que tienden a la ansiedad son personas profundas, que gustan de temas interesantes, espirituales, filosóficos, y cuando se encuentran en una relación o plática superficial, se cierran y se aíslan, pues… pierden el interés o sienten que no serán comprendidos en quienes son, que serán juzgados o inclusive rechazados por ser “diferentes”.
Entonces, se cierran emocionalmente y dejan de conectar, pero en realidad, necesitan de esa conexión para sentirse y reafirmarse, y es ahí donde empiezan a sentir ansiedad, o bien, ya una vez sintiendo ansiedad, se cierran aún más por temor a que alguien no comprenda la profundidad de lo que están sintiendo.
Quizás no de la misma exacta forma en la que tu la sientes, pero de que las demás personas a tu alrededor pueden ser profundos, pueden serlo, tan sólo necesitas darles una oportunidad y compartirles quién eres, tú guiar las pláticas, tú hacer las preguntas indicadas, decir lo que sientes respecto a la superficialidad o simplemente, tú no ser superficial al juzgar a los demás por parecer serlo.
Entonces, claramente te gusta conectar con los demás, las relaciones profundas y los temas interesantes. Ok… ahora de lo que se trata, es que te atrevas a salir de tu caparazón y dejarte conocer, enfrentándote a la posibilidad de que habrá gente con la que conectarás y otra con la que no. Pero vale la pena hacerlo, pues cuando encuentres a la gente con la que sí, cubrirás tu necesidad y te sentirás satisfecho.
Lo que más te puedo recomendar es que actives dentro de ti una actitud de apertura, que literalmente te quites las máscaras, dejes de pretender o de esconderte detrás de ellas, abras los brazos en tu postura, levantes la cara, expreses lo que sientes y pienses, y te dejes ver.
a que 10 mil idolatren a tu máscara, a la imagen o a la fantasía que no eres.
Así es que te invito a que te dejes ver, y descubrirás que inclusive, encontrarás mas gente que genuinamente te aprecia, de la que antes apreciaba a la versión escondida o desconectada de ti.
Quisiera terminar reforzando que como personas, como seres humanos, necesitamos conectar con los demás en un nivel genuino, real y auténtico, pero para eso, tendrás que animarte a ser auténtico contigo mismo en primer lugar, y atreverte a mostrarle al mundo quien eres en realidad. Créeme, vale la pena hacerlo.