Ansiedad Generalizada
Los ataques de ansiedad pueden ocurrirle a cualquier persona y se caracterizan por un periodo de temor y ansiedad intensa y algunos síntomas físicos, como falta de aliento, palpitaciones, dolor de pecho y dolores de estómago todos estos son síntomas de ataque de ansiedad.
Algunas personas pueden experimentar ataques de ansiedad a diario -se denominan crisis de ansiedad-, mientras que otras los tienen con menos frecuencia.
Los ataques de ansiedad pueden estar causados por varios factores: el estrés en el trabajo o en la escuela; estar en una situación que desencadena recuerdos de traumas pasados; tomar ciertos medicamentos o drogas, o simplemente haber estado en un estado de tensión mental o físico durante tiempo prolongado.
La buena noticia es que hay muchas formas de ayudar a que los ataques de ansiedad disminuyan o por lo menos aprendamos a controlarlos. Así que en este post hablaremos de sus causas y de lo que puedes hacer cuando sucedan.
En un ataque de ansiedad los síntomas son constantes e intensos, lo cual puede hacer que las personas que lo experimentan piensen que se están muriendo o están teniendo un ataque al corazón, cuando en realidad no representa ningún peligro mayor.
Puede deberse simplemente a situaciones sociales incómodas, a los nervios del trabajo, a preocuparse demasiado por la salud, algún problema financiero, una separación, en fin, a cualquier cosa que te haga sentir estresado sin significar que haya algo mal contigo o tu cuerpo.
El miedo, la preocupación, la intranquilidad y la desesperación caracterizan los ataques de ansiedad.
Normalmente, solemos experimentar estos episodios como una sensación repentina de presión en el pecho, en la que sentimos como si alguien nos hubiera dado un puñetazo tan fuerte que nos deja sin aliento por el dolor. Esta sensación suele ir acompañada de muchos otros síntomas físicos como sudoración, dolores o calambres musculares, temblores, falta de aliento, dificultad para respirar, sensación de´asfixia/ahogo o palpitaciones del corazón.
Durante estas crisis, es probable que sientas que pierdes el contacto con la realidad y empieces a imaginar todo tipo de cosas: ¡sientes como si te estuvieras volviendo loco! Incluso es posible que no logres recordar lo que ha ocurrido durante tu ataque, pues es como si tu cerebro hubiera bloqueado lo que acabas de vivir debido al nivel de estrés por el que pasaste. Pero recuerda siempre que un ataque de pánico no representa que tu vida esté en peligro ni que te volverás loco.
Sí, sabemos que los síntomas físicos con esa intensidad pueden asustar, pero a pesar de ser muy incómodos, son inofensivos. También ten en cuenta que los ataques de ansiedad pueden durar tan sólo unos cuantos minutos y después las cosas irán volviendo a la normalidad poco a poco.
Los ataques de ansiedad no tratados se hacen más frecuentes con el tiempo y provocan muchos problemas a largo plazo que afectan a tu capacidad para funcionar normalmente en la sociedad. Todo lo que necesitas es la ayuda profesional de psiquiatras o terapeutas experimentados para un tratamiento eficaz de los síntomas y de las causas.
Los ataques de ansiedad mientras se duerme no son nada nuevo, y de hecho son bastante comunes entre las personas que sufren trastornos de pánico o problemas de ansiedad en general. Aunque todo el mundo experimenta episodios con distintos niveles de gravedad, es importante que sepas reconocerlos.
Estos ataques nocturnos pueden estar ocasionados por una serie de factores, ¡hasta por las pesadillas que pudiste estar teniendo justo antes de despertarte!.
También suelen estar asociados a la privación de sueño, así que asegúrate de dedicar tiempo al sueño reparador todos los días. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán después.
Tienes que saber que los ataques de ansiedad durante la noche son muy comunes, así que no te asustes si experimentas alguno. Es normal despertarse de repente y experimentar los síntomas que ya te platicamos. Mejor intenta poner en práctica técnicas de relajación para que poco a poco disminuyan tus síntomas y puedas volver a conciliar el sueño. Y acudir con un médico especialista antes de medicarte o tomar pastillas para dormir.
¡No dudes en buscar ayuda para poder controlar tus ataques de ansiedad incluso al dormir!
El tratamiento suele consistir en medicación y terapia, ya que si tomas solo medicación, tus síntomas sí disminuirán, pero si no tratamos las causas es muy probable que a mediano o largo plazo regresen a ti.
Aunado a esto, trabajar en técnicas de relajación, hábitos saludables de sueño, alimentación y actividad física ayudarán mucho a bajar los niveles de tensión en ti para que no exista la necesidad de sacar toda la energía y estrés acumulado en forma de ataques de pánico.
Cuando nos percatemos de que estamos entrando o experimentando un ataque de ansiedad: busca un lugar tranquilo para disminuir los estímulos o desencadenantes y que así te sea un poco más fácil acabar con la crisis.
Recomendamos utilizar técnicas de relajación durante cualquier tipo de ataque de ansiedad, ya que en todos ellos se experimentan reacciones físicas y las técnicas de relajación ayudan a reducir la presión sanguínea, la tensión muscular y el ritmo cardíaco. Asimismo, estos ejercicios te ayudarán a concentrarte en el aquí y ahora, lo cual hará que te olvides de los pensamientos catastróficos que se apoderaron de tu mente en ese momento y te generaron el malestar.
Otras recomendaciones para este momento es hidratarse, echarse agua fría en la cara, dar un paseo al aire libre si es posible y seguro, hacer estiramientos profundos para liberar la tensión muscular, evitar la cafeína y exceso de azúcares a toda costa porque aumentan los niveles de presión arterial y puede inducir la propia ansiedad en algunas personas.
Recuerda también que no tienes por qué cargar o lidiar con estos ataques solo. Acude con un profesional de la salud para que te brinde las herramientas y el tratamiento necesario. Y cuéntale a tu familia y a tus amigos tus síntomas para que sepan cómo ayudarte.
No hay necesidad de sufrir en silencio, especialmente cuando hay tantas formas disponibles para recuperar tu libertad.
El vivir con ansiedad no significa que estés loco o que estás perdiendo la cabeza, al contrario, es un mensaje de que necesitas ponerle un alto a tu día y escuchar lo que tu cuerpo te está pidiendo. Recuerda que la ansiedad no es un signo de debilidad en absoluto.
Entre los ejercicios que podemos hacer para calmarnos en un ataque de ansiedad están los de atención plena o mindfulness, que consisten en regresarnos al presente y centrarnos en una cosa que podamos hacer, por ejemplo la letra de tu canción favorita o la respiración consciente. Tenemos que centrar toda nuestra atención en ello y concentrarnos en las sensaciones de nuestro cuerpo ante ello, por ejemplo cómo el aire entra por tu nariz y sale por tu boca y la temperatura de este, o simplemente visualizar las letras de la canción en tu cabeza. También puede ser contando, nombrando o describiendo lo que vemos a nuestro alrededor, por ejemplo.
También te recomendamos ralentizar tu ritmo de respiración inhalando y exhalando profundamente para que la ansiedad disminuya gradualmente:
Otra opción es la meditación, que nos permite centrarnos en nuestra respiración, concentrarnos y alcanzar un estado de calma en cuestión de minutos. Si el tiempo te impide ir a meditar a casa o si tu ataque de ansiedad se produce mientras conduces, hay técnicas como la de tensión y liberación que pueden ser eficaces si se hacen correctamente.
Primer paso: Busca un lugar con un entorno tranquilo donde nadie te moleste. Es importante que no te interrumpan durante este proceso, así que apaga las notificaciones de tu teléfono o cualquier otra cosa que pueda romper tus niveles de atención o concentración.
Segundo paso: Concéntrate en las partes del cuerpo más afectadas por la ansiedad (normalmente el estómago, el pecho y los hombros).
Tercer paso: Inspira profundamente por la nariz hasta que no puedas inhalar más aire. Entonces exhala lentamente todo el aire de tus pulmones hasta que sientas que están vacíos. Repite este proceso varias veces para ayudar a aliviar los síntomas.
Puedes hacer este ejercicio durante varios minutos, dependiendo de cómo te vayas sintiendo.
Existen otras opciones como el yoga que ha demostrado ser muy eficaz para reducir los ataques de ansiedad. Sin embargo, si la ansiedad persiste a pesar de haber probado estas técnicas a lo largo del tiempo, te recomendamos que consultes a un experto para que pueda determinar si hay otra condición presente relacionada con la ansiedad.
Ten presente que este es un estado temporal, no siempre te sentirás así, por eso intenta ser paciente.
Los ataques de ansiedad son algo que padecen muchas personas, pero que a veces no saben identificar. Así que esperamos que este artículo te haya ayudado a arrojar algo de luz sobre cómo son y te haya dado buenas estrategias para afrontarlos en tu vida diaria.
Si quieres saber más sobre la ansiedad y sus manifestaciones, ¡visita nuestra página!
Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos, así como las recomendaciones que hacemos, no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada
Colaboradores: Pau Gámez y María Milagros.
