Ansiedad Generalizada
Es difícil creer que los ataques de pánico puedan ser tan comunes como lo son. En este post, revisaremos qué es un ataque de pánico y cómo saber cuándo se está sufriendo uno, así como los tratamientos disponibles para ellos. Si has estado experimentando ansiedad o estrés últimamente, ¡no estaría de más que siguieras leyendo!
Los ataques de pánico son una repentina oleada de miedo, terror o malestar intenso que alcanza su punto máximo en minutos y luego remite. La oleada abrupta puede ocurrir desde un estado de calma o un estado de ansiedad, pero el ataque de pánico siempre se produce en respuesta a algo.
A menudo, los ataques de pánico están causados por un mecanismo hiperactivo de "lucha o huida" dentro del cuerpo tras un periodo de estrés y alta ansiedad, lo que nos provoca estos ataques incluso cuando las cosas no son necesariamente tan peligrosas.
El problema es que muchas veces nos asustamos cuando experimentamos un ataque de pánico, lo que hace que retroalimentemos los síntomas que ya estamos sintiendo y las cosas empeoren, es decir, caemos en un círculo vicioso que se vuelve difícil controlar.
Los ataques de pánico suelen ir acompañados de algunos síntomas físicos, que te mencionaremos en el siguiente apartado.
Un ataque de pánico puede producirse en cualquier momento y en respuesta a diversos desencadenantes, ya sea que te encuentres en una situación muy angustiante, que estés pasando por un episodio de depresión o ansiedad, o incluso en otras circunstancias como la ingesta de cafeína o una noche de desvelo aunado a más factores estresantes.
Es sumamente importante conocer la sintomatología de un ataque de pánico para estar conscientes de que no es el fin del mundo. No nos vamos a morir por experimentarlo. Simplemente debemos sentirlo, pues pasará pronto.
Conociendo los síntomas, aprenderemos a reconocer cuando está a punto de ocurrir uno y qué hacer para controlarlo.
Durante un ataque de pánico, normalmente se presentan al menos cuatro de los siguientes síntomas:
Como puedes ver, los síntomas son los que comúnmente caracterizan a la ansiedad. Lo que ocurre en un ataque de pánico es que se presentan con mucha más intensidad y al menos 4 a su vez.
Si estás leyendo esto, es probable que el trastorno de pánico ya se haya hecho presente en tu vida y sería un error no hacerles caso.
Hay muchos tratamientos disponibles para los ataques de pánico, como los medicamentos, los ejercicios de respiración e incluso la meditación, dependiendo de lo que funcione mejor para ti.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que una vez que comienza un ataque de pánico es muy difícil de controlar, así que si conoces los desencadenantes o las señales de advertencia de que se va a producir uno (como la falta de aliento, por ejemplo), lo mejor sería que pudieras encontrar un lugar en el que te sientas seguro para así alejarte de elementos que te hagan sentir más angustia, como las multitudes o los lugares con mucho ruido.
Los ataques de pánico pueden ser tratados con fármacos. Si buscas un tratamiento sin medicamentos, puedes intentar modificar tus hábitos, hidratarte constantemente, dormir al menos 8 horas diarias y cuidar tu alimentación para que te aporte los suficientes nutrientes.
Como mencionamos anteriormente, un ataque de pánico es el evento en el que tu cuerpo y mente necesitan liberar muchísima energía; energía que viene de emociones acumuladas por lo que empieza a buscar una salida. Es por esto que otra sugerencia importante es dejarte sentir todas esas sensaciones por más incómodas que sean, así entre menos luches, tu cuerpo se sentirá en menor peligro y más rápido liberará la energía.
Ahora que sabemos que es importante esta liberación, puedes intentar hacerlo mediante el ejercicio o actividad física, escribiendo, bailando, o incluso hasta gritando o llorando si lo necesitas.
También puede que sea el momento de buscar en la medicina alternativa, como la acupuntura, que es un tratamiento médico chino que utiliza agujas en determinados puntos para equilibrar el flujo de energía de todo el cuerpo. A pesar de no ser un tratamiento científicamente comprobable, todo lo que te haga sentir más aliviado respecto a esto y sea sano para tu cuerpo vale la pena intentarse. Puedes acercarte con tu terapeuta y explorar junto con él otras alternativas que no sean invasivas y aporten a tu tratamiento.
Asimismo, los ejercicios de respiración profunda ayudan a contrarrestar los efectos de los ataques de pánico, regulando el flujo sanguíneo en todo el cuerpo al tiempo que te calman. Es importante que no mantengas la respiración durante estos ejercicios; en su lugar, respira profundamente con el diafragma, lo cual te permitirá oxigenar mejor tu cuerpo y mente, aliviando el estado de alerta en el que te encuentras.
Si has estado en una situación incómoda durante un largo periodo de tiempo sin alivio, es probable que se haya producido alguna acumulación en tu cuerpo que podría hacerlo más susceptible al pánico cuando llegue el momento. Esto requerirá algunos métodos de tratamiento específicos que te ayuden a deshacerte de estos síntomas físicos para que puedas evitar que empeoren con el tiempo. Algunas personas con problemas de pánico se benefician de la psicoterapia, mientras que otras pueden necesitar antidepresivos u otros medicamentos.
Es importante que recuerdes que hay muchos tratamientos al alcance para ello y que no estás solo, puedes acompañarte a lo largo de todo el proceso de especialistas en salud mental.
Los ataques de pánico no deberían controlar tu vida. Sólo son un síntoma de que algo más profundo está ocurriendo en la mente o el cuerpo, así que asegúrate de hacerte cargo hoy mismo y empezar a recorrer el camino hacia una mejor salud y bienestar.
Las personas que experimentan ataques de pánico no se dan cuenta que el miedo o terror que están sintiendo no es real ni que son sólo síntomas del estrés acumulado a lo largo del tiempo por otras cosas, como los trastornos de ansiedad.
Así que si alguien cercano a ti está teniendo un ataque de ansiedad, te recomendamos hacer lo siguiente:
Los ataques de pánico son una experiencia alarmante tanto para la persona que los sufre como para los espectadores. La próxima vez que veas a otra persona sufrir un ataque de pánico es importante que sepas en qué consisten, cómo ayudarla a superarlo y qué opciones de tratamiento pueden estar disponibles si se vuelven más frecuentes o debilitantes.
Si alguna de estas cosas te resulta familiar en tu vida o en la de alguien cercano a ti, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Nuestro equipo está a la espera con tratamientos para buscar soluciones a largo plazo. ¡Te estaremos esperando en nuestras redes sociales!
Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos, así como las recomendaciones que hacemos, no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Colaboradores: Pau Gámez y María Milagros.