Te presento algunas necesidades que he considerado de suma importancia para nuestro crecimiento interior
A continuación encontrarás una lista de necesidades emocionales que espero te sirvan para ir reconociéndolas, y que traigan a ti la luz que estas necesitando para empezar a hacerte cargo de tu niño(a) interno.
Esta necesidad de sentir que eres lo suficientemente importante para que te demuestren afecto, hagas lo que hagas, con una aceptación incondicional a tu ser y actuar, pero esto a veces no es posible, si nuestros padres o figuras de autoridad nos exigieron, controlaron, o nos impusieron expectativas altas que por más esfuerzo que poníamos no lográbamos alcanzar, en realidad esas expectativas eran suyas, era algo que ellos deseaban lograr, y que querían ver realizado a través de nosotros, entonces decidimos que teníamos que dejar de ser auténticos, y seguir pautas para cubrir sus expectativas, porque al ser auténticos podríamos ser rechazados y eso era igual a no me van a querer, por lo tanto no podré satisfacer mi necesidad, abandonamos nuestra esencia, para cubrir nuestra necesidad de recibir afecto.
Lo que a la larga nos hizo ser adultos que complacemos o callamos lo que pensamos o sentimos con tal de cubrir la necesidad de nuestro niño interno que es recibir afecto.
Haciendo un recuento de la importancia de ser reconocido, la comparo con la importancia de ser vista. En mis logros, en mis metas, en mis aciertos y desaciertos, la necesidad de no pasar desapercibida, y de ser reconocida en lo que voy logrando en la vida. Afirmar que voy por buen camino, que estoy haciendo lo correcto, ah!!! Pero se torna complicado, cuando por más esfuerzos que hago, por más cosas que logre, para mis figuras importantes, no es suficiente, viene ese mensaje de “tienes que hacer más”, y lo que es más triste, de adulto se convierte en un pensamiento imperativo interno, de “no eres suficiente”, “te falta”, tienes que aprender más, estudiar más, ser más, para ser reconocido, es esa voz interna que te lleva a convertirte en un adulto perfeccionista y controlador, que todo lo quieres perfecto, y que esa perfección no te deja tomar un respiro, y te conviertes en un hacedor sin encontrar un espacio para descansar y cuando te atreves a descansar consideras que te conviertes en un adulto improductivo, es más ya ni sabemos cómo relajarnos para descansar.
Lo que me ha funcionado es reconocer los logros que tengo en mi camino, dejar de exigirme perfección, hacer las cosas lo mejor que puedo, aceptarme en mis errores y aciertos, ya que somos una combinación de ello. De esa manera nuestra necesidad de reconocimiento puede ser satisfecha por nosotros mismos, sin andar esperando que nuestro jefe, pareja o amigos nos estén diciendo lo bien que hacemos las cosas.
En esto de la pertenencia es todo un tema, es una de las necesidades básicas de Maslow, formar parte, saber a dónde pertenezco (como lugar, como identidad), esta es una tarea que cuando hemos recibido, afecto y reconocimiento nos es más sencillo cumplir, nos sentimos parte de ese sistema familiar en el que nacimos y crecimos.
Sin embargo, cuando esta necesidad no es satisfecha, ya sea por mensajes que recibimos, desde nuestro físico, por ejemplo; si fuiste el único morenito en la familia o en la clase, o bien, si fuiste al que se le considera diferente, ante estos mensajes, decidiste ser diferente para de alguna manera no ser igual a lo que no te gustaba de tu familia, allí inicia el problema con la pertenencia, quiero ser parte de la familia pero no sé cómo, porque no me gustan sus decisiones, aficiones y forma de ser, entonces decido buscar aquello que no me hace como ellos, y me la paso buscando a donde pertenecer, con quienes sentirme afín para saber que tengo un lugar en un grupo.
Como adulto tal vez te comportes contradiciendo, señalando, criticando, no aceptando a tu familia o a las personas que consideras son diferentes a ti, entonces decides en algún momento de tu vida, apartarte, evadirte y puedes convierte en el censor de la forma de vida de tu familia, o de tus amigos, o de la gente, sin darte cuenta que en tu afán de pertenecer, te alejas más de ellos.
Y allí está tu niño interior tratando incansablemente de sentirse parte de algo o alguien, tratando de satisfacer sus necesidades emocionales una y otra vez.
Tiene que ver con la expresión no solo de pensamientos y opiniones sino también de sentimientos, cuantas cosas aprendimos a callar por miedo, por parecer inadecuado o por no confiar en lo que sentías, cuando de niño veías a tu mamá llorar y tú le preguntabas ¿estas llorando? Ella respondía, no, se me metió un polvillo al ojo, entonces empezaste a dudar de lo que veías o sentías, porque tu madre para ti era un adulto confiable que te decía la verdad, entonces dudaste y empezaste a decirte que era mejor no preguntar, porque seguramente tú eras el que estaba mal, tú estabas equivocado.
Iniciaste entonces el camino de perder contacto con tus sentimientos, ya que tu madre o padre por cuidarte o no preocuparte que estaba llorando, invalidó tus sentimientos, y así fuiste dudando de lo que sentías y esa necesidad de ser validado en tus sentimientos quedó pendiente, y ahora de adulto se te dificulta incluso ponerle nombre a tu emoción, se te confunde si estas triste, enojado o con miedo.
Para cubrir tu necesidad de expresarte en tus sentimientos, es importante que primero identifiques y le pongas nombre a tus sentimientos, que tú mismo le des su lugar y valor, para que aprendas a expresarlos sin importar la respuesta que recibas, sino ser tú mismo y expresarte como adulto que cuida y valida a su pequeño niño interior.
En contadas ocasiones en mi trabajo profesional, me encuentro con esta necesidad fundamental que no está cubierta en la mayoría de nuestros niños internos, es esa necesidad de sentirte seguro y protegido, de que aunque las cosas no vayan tan bien, exista la seguridad de que estarás a salvo, esta es una de las necesidades que nos provocan esa ansiedad generalizada, nos mantenemos en alerta y preparados para cuando algo suceda, para lo que no salga tan bien en la vida.
Es cierto que de niños, la labor de nuestros padres es brindarnos esa seguridad, sin embargo, algunas veces esta necesidad no es cubierta del todo por ellos, es entonces cuando nos sentimos inseguros, y decidimos que nosotros necesitamos prepararnos y hacer algo al respecto, nos convertimos en adultos controladores, que queremos hacer las cosas por nosotros mismos, no aceptamos ayuda, surge un individualismo de yo puedo solo, para asegurarme que las cosas funcionen, ya que nuestras figuras importantes fallaron en este aspecto, hasta decidimos hacernos cargo de ellos, porque consideramos que ellos no pueden hacerse cargo de nosotros, pero nosotros si podemos hacerlos sentir seguros.
En el fondo está presente nuestro niño que quiere resolver esta necesidad fundamental que se quedó insatisfecha, e ingenuamente vamos por la vida, queriendo asegurarnos de que estaremos bien a toda costa, incluso de nuestra tranquilidad, imaginando escenarios terroríficos que nos llevan a ponernos en el modo alerta constantemente.
Si satisfacemos esa necesidad del niño, desde nuestro adulto, podremos entonces protegernos a nosotros mismos de una manera realista sin estar imaginando escenarios catastróficos, siendo conscientes de la realidad, tomando en cuenta con lo que contamos aquí y ahora.
Una manera de hacerles frente a estas necesidades emocionales, es reconociendo que seguimos esperando cubrirlas, y que queremos que alguien más venga a resolverlas, lo primero que sugiero es dejar de esperar que alguien más las resuelva, es nuestra tarea personal hacerlo, así como no podemos resolver las necesidades emocionales de otras personas, tampoco ellos las van a resolver por nosotros.
Teniendo esto claro, te invito a que inicies tu camino para satisfacerlas de la mejor manera posible, encontrando con creatividad maneras funcionales de cubrirlas.
Si no recibiste alguna de las siguientes necesidades emocionales como el afecto, reconocimiento, sentirte pertenecer, expresar tus sentimientos, o sentirte seguro, como te hubiera gustado, entonces inicia a darte tú mismo aquello que necesites, poniendo atención a tu descanso, alimentación, las cosas que escuchas, como te hablas a ti mismo, cambiando lo que necesites cambiar.
Para que de esta manera, puedas con tranquilidad encontrar aquello que puedes mejorar en ti, y cada día sea una nueva oportunidad de cubrir las necesidades emocionales de tu niño interior y te conviertas en un adulto integral.
¡Hasta pronto!