Es natural que te sientas enojado con la ansiedad, sobre todo si a partir de que llegó a tu vida has perdido diferentes cosas o si nada ha vuelto a ser lo mismo. Sin embargo, estar enojados con la ansiedad a veces no nos permite acceder a la solución, y seguimos alargando el sufrimiento. Por eso en este artículo te quiero platicar cómo pasar del enojo a la solución.
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Nos enojamos con la ansiedad porque pensamos que el que no podamos disfrutar la vida o hayamos perdido diferentes cosas como trabajo, pareja o amigos, se debe meramente a su existencia en nuestra vida. La realidad es que la ansiedad no es la culpable, es la mensajera. ¿Recuerdas ese dicho que dice “no culpes al mensajero¨? Bueno, pues es lo mismo.
La ansiedad es la mensajera de un conflicto interno que necesita atención, de descuidos que sin darte cuenta se llevaron a cabo, traumas sin resolver y estilos de vida poco favorables para nosotros, así como de creencias arraigadas que nos hacen sentir en peligro aunque realmente no lo estamos.
La ansiedad es una consecuencia, no llegó de la nada, y mucho menos llegó con el propósito de arruinarte la vida. Llegó, como el resultado de muchos otros factores que al mismo tiempo, no son culpa de nadie.
La realidad es que no hay un solo culpable, más bien, la ansiedad es el resultado de muchas cosas previas que se han ido llevando a cabo, que han permitido que surja.
Después podríamos pensar que “ok, no llegó de la nada ni para arruinarme la vida, pero entonces por qué si hago todo lo que puedo no se va y sigue ahí?”, y en este caso, tampoco es que ella decida quedarse, más bien, sigue manifestándose porque hay condiciones que la siguen generando.
Si a alguien tendríamos que culpar, es a lo poco accesibles y efectivos que son los tratamientos para la ansiedad, a la poca información, a la cultura y creencias sociales que nos aplazan el pedir ayuda profesional y a toda la dinámica que se genera a su alrededor, la cual la sostiene.
O sea, cuando tenemos ansiedad, tardamos mucho tiempo en recibir la ayuda adecuada, y esto hace que se genere cierta dinámica donde incluso podemos llegar a recibir ganancias secundarias, a veces, incluso nos podemos identificar con la idea de que así somos, y dejar de serlo nos presenta aún más angustia por no saber qué haremos ahora sin ansiedad.
Es así que la realidad es que enojarnos con la ansiedad solo nos desvía de resolver lo que realmente necesitamos hacer para sentirnos mejor, es como el “chivo expiatorio”, mientras que las verdaderas causas o “culpables”, siguen invictos.
Por otro lado, el enojo es una emoción que funciona muy bien para poner límites a los demás y a situaciones que no nos hacen bien, y quizás podrías intentar ponerle un límite a la ansiedad, pero no recae ahí la solución. Más bien, la solución está en usar ese enojo como fuerza para hacer las cosas que necesitas para sentirte mejor.
No es fácil afrontar las situaciones que están ahí generándonos ansiedad, a la mejor, dejar de estar enojado con la ansiedad implica mirar nuestras relaciones interpersonales, afrontar miedos relacionados a hacer lo que nos gusta en la vida, salir de nuevo, o simplemente reconocer quiénes somos más allá de la ansiedad.
Por eso, primero que nada hay que estar dispuestos a dejar de protegernos con ese enojo, y dejar de desviar la atención, para ponerla en el lugar que realmente corresponde. Abandonar las ganancias secundarias que estar enojado nos brinda, como por ejemplo, el tener una razón por la que aún seguimos con ansiedad, tener una culpable a quien señalar.
Ahora, no se trata de que te tienes que culpar a ti o sentir mal porque ahí sigue la ansiedad, se trata más bien del pensamiento de que “existen culpables”, y mirar la situación desde una óptica más multifactorial.
Después, hay algunos ejercicios que puedes hacer, como la silla vacía, diciéndole a la ansiedad todo lo que sientes y lo que te hace enojar. Puedes ver la explicación de este ejercicio en el artículo de Silla vacía terapéutica. https://www.desansiedad.com/blog/silla-vacia-terapeutica-para-desahogar-emociones-y-sentirte-mejor
También puedes hacer ejercicios de liberación emocional como dibujar el enojo que sientes hacia la ansiedad, hacer una masa moldeable y construir o moldear una escultura que represente lo que sientes… y poder expresar de alguna forma ese enojo.
Para después, preguntarte ¿realmente con quién estoy enojado? ¿Qué límites, y a quién, necesito poner? ¿de qué me estoy queriendo proteger?
Si después de hacer estos ejercicios, pasa un tiempo sigues enojado, entonces hay que revisar las ganancias secundarias que a la mejor estás recibiendo por mantener el enojo. Quizás reflexionar si te está sirviendo de algo, o protegiéndote de no afrontar alguna situación. Todo esto es inconsciente por supuesto, y no es tu culpa. Estás haciendo lo mejor que puedes.
Me imagino que si estás enojado o enojada con la ansiedad es precisamente porque por esta situación has perdido relaciones, desarrollo profesional, economía o simplemente el disfrute de tu vida. Y hay que comprender que lo que has vivido es consecuencia de que realmente la experiencia que implica vivir con ansiedad es bastante limitante. Los síntomas físicos, la mente confusa y el bloqueo, generan que realmente no puedas hacer muchas cosas y que a veces fueras poco asertivo, constante o que no pudieras ser recíproco con los demás.
Muchas veces, la ansiedad es consecuencia de traumas que se traducen en esa sensación de bloqueo y de querer alejarte de los demás. Entonces, no es tu culpa ni de la ansiedad, es que estás viviendo la consecuencia de un estrés postraumático, no es que tengas poca fuerza de voluntad, que haya algo mal en ti o que la ansiedad quiera arruinarte la vida, es que traes situaciones por resolver que ahí están generando ese bloqueo.
¿Y por qué no lo has resuelto? porque quizás ha faltado una buena terapia e intervenciones más completas para ayudarte a lograrlo, pero no porque sea culpa de nadie.
Eso no quita que has vivido pérdidas, y que tenemos que trabajar el duelo y procesar lo que has vivido. Reconociendo que no ha sido culpa de nadie y que es lógico que te sientas mal por todo esto. Es tal cual como alguien que vive alguna enfermedad física, pero aquí, como no se ve y en apariencia no tienes nada, pues no es tan fácil recibir las atenciones, comprensión y consideraciones que alguien con alguna enfermedad física.
Lo que puedes hacer es tratar de reconocer qué es lo que perdiste en realidad, o sea, ¿qué perdiste al no poder continuar con tus estudios? quizás la oportunidad de aprender y desarrollarte profesionalmente. Y entonces, te preguntas ¿cómo puedo aprender y empezar a desarrollarme ahora? Y así con todo lo demás que consideras haber perdido.
Y quizás te preguntas ¿Cómo voy a hacer todo eso si aún tengo ansiedad? bueno, ahí es donde necesitamos encontrar una buena terapia que te apoye a sanar los traumas que te tienen en modalidad de bloqueo, en trabajar la parte de las ganancias secundarias y tu identidad, y hacer cambios profundos que te ayuden a lograrlo.
Espero que con estas reflexiones puedas mirar más allá de la ansiedad como culpable, y puedas pasar a la acción a resolver las verdaderas causas, comprendiendo que ella solo ha sido la mensajera. Trabaja con el enojo, exprésalo, libéralo y sana los duelos asociados, para que puedas continuar y hacer lo que consideras que has perdido la oportunidad de llevar a cabo, descubriendo que si estás aquí es porque estás a tiempo de recuperar tu vida.
