Ansiedad Generalizada
Cuando nos sentimos ansiosos, nuestro cuerpo libera ciertas hormonas que provocan un aumento de los niveles de glucosa y de la presión arterial. Estos cambios parecen inofensivos al principio, pero aun así es necesario prestarles atención. En esta entrada del blog hablaremos de la relación entre la ansiedad y los niveles de glucosa para que entiendas el porqué de tus síntomas.
Los trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) pueden tener un gran impacto en nuestra capacidad para regular el azúcar en la sangre. Se ha demostrado que la ansiedad inhibe la liberación de insulina de las células del páncreas, lo que puede dar lugar a niveles elevados de azúcar en sangre.
Por su parte, la depresión también está asociada a una mayor incidencia de la diabetes. Así que es importante que las personas que padecen uno o más trastornos mentales se aseguren de acudir a revisiones periódicas con su médico para poder detectar a tiempo cualquier cambio en sus niveles de azúcar en sangre.
Se considera que los niveles de glucosa no están en el rango de lo normal cuando se encuentran por debajo de 70 mg/dL.
Hay algunas razones por las que estos niveles pueden descender de forma inesperada, por ejemplo, ya sea que se agote con demasiada rapidez o no hay suficiente glucosa en la sangre porque su producción es muy baja y es liberada en el torrente sanguíneo con demasiada lentitud. O también puede ser que se esté liberando insulina de más en la sangre.
De igual manera, la deficiencia de hormonas como el cortisol, la del crecimiento o la tiroidea, o bien el consumo de alcohol o de medicamentos puede también estar provocando esta baja repentina de azúcar.
Si los niveles de glucosa son demasiado bajos, puede producirse una hipoglucemia. Sus síntomas incluyen sudoración, temblores y mareos o confusión, que se producen por la falta de glucosa en el cerebro. Es importante tener cuidado cuando se experimenta cualquier síntoma, porque si los niveles de glucosa descienden por debajo de 35 mg/dL en el caso de una persona con diabetes y de 45 mg/dL en el caso de las personas sin diabetes, puede producirse una pérdida de conciencia junto con convulsiones que llevan al coma o incluso a la muerte.
El mejor método de tratamiento sería mediante el consumo de hidratos de carbono, de modo que el azúcar de absorción rápida pueda elevar el nivel de azúcar en sangre en tan cuestión de unos minutos, pero esto sólo debe hacerse después de consultar primero a un médico, ya que éste tendrá que comprobar los niveles de glucosa antes de hacer cambios. Los carbohidratos deben contener altas cantidades de azúcares que sean fácilmente digeribles, como la glucosa o la sacarosa. Si los niveles de glucosa han descendido a un nivel peligroso, será necesaria la atención médica inmediata para que el paciente reciba una infusión de glucosa intravenosa.
Los problemas de salud mental y el estrés pueden ser una causa de niveles bajos de glucosa, ya que provocan problemas como irritabilidad o cambios de humor, pérdida de apetito y aumento de la frecuencia cardiaca, que puede hacer descender aún más el nivel de glucosa, ya que el cuerpo la utiliza como energía durante los periodos de emociones fuertes.
Aunque las enfermedades mentales no aumentan el riesgo de diabetes en sí mismas, hacen que el control glucémico sea menos probable sin medicación y cambios en el estilo de vida.
La salud mental y la física van de la mano, por lo que es importante que haya un tratamiento integral. Con esta colaboración entre los profesionales médicos no debería haber problemas para mantener unos niveles de glucosa saludables mediante la medicación y los métodos de tratamiento complementarios.
Los síntomas que caracterizan a una baja repentina en los niveles de glucosa incluyen:
Es importante tener cuidado cuando se experimenta cualquier síntoma para que pueda atenderse a tiempo.
El método de tratamiento más eficaz cuando ocurre una hipoglucemia sería consumir hidratos de carbono para que el azúcar de absorción rápida pueda elevar los niveles de glucosa en tan sólo unos 15 minutos.
Para esto te recomendamos bebidas como el Gatorade o Powerade, zumos de frutas con azúcar añadida, refrescos, helados o algún chocolate o dulce que tengas a la mano.
Los niveles de glucosa en el cuerpo deberían volver a la normalidad en poco tiempo. Sin embargo, es importante que busques atención médica antes de hacer cualquier otra cosa, porque los cambios en el nivel de glucosa pueden ser graves.
La hipoglucemia reactiva o postprandial se refiere al bajo nivel de azúcar en la sangre que se produce dos horas después de una comida. Los síntomas incluyen mareos, temblores, e incluso ansiedad, por lo cual puede confundirse con un ataque de pánico.
Por ejemplo, cuando te sientes ansioso o estresado, es más probable que tu cuerpo experimente niveles bajos de azúcar en sangre debido a un aumento de las hormonas del estrés, que descomponen los carbohidratos almacenados para obtener energía. Otros factores desencadenantes son saltarse las comidas, comer muy poco o hacer ejercicio vigoroso sin consumir suficientes carbohidratos de antemano, cosas que suelen hacer la mayoría de las personas que sufren ataques de pánico.
Por lo tanto, si tienes hipoglucemia reactiva es importante que prestes atención a la cantidad de alimentos ricos en carbohidratos que forman parte de tus comidas a lo largo del día, para que este tipo de situaciones no vuelvan a producirse en el futuro.
También debes intentar no hacer sólo una comida abundante. En lugar de ello, divide tus comidas en raciones más pequeñas, y si experimentas síntomas de hipoglucemia reactiva después de una comida, intenta comer algo sano, como fruta o frutos secos.
La hipoglucemia postprandial es más frecuente en personas con diabetes, pero también puede producirse en personas con otras afecciones, como hipertiroidismo, o por el consumo excesivo de alcohol o de ciertos medicamentos, como los corticosteroides, los diuréticos o las píldoras anticonceptivas.
Si tienes hipoglucemia reactiva y experimentas síntomas relacionados con niveles bajos de azúcar en sangre durante la noche -especialmente si estos síntomas empeoran cuando se interrumpe tu horario de sueño-, es posible que quieras hablar con tu médico para que te haga pruebas de hipoglucemia nocturna.
Aquí también te vamos a compartir algunas recomendaciones para que sepas qué hacer para tratar la hipoglucemia reactiva sin necesidad de medicamentos:
Por otro lado, los niveles altos de glucosa también son comunes en personas que sufren depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia. El aumento de la glucosa en estos casos podría estar causado por las mismas razones que la diabetes: el cuerpo no puede fabricar insulina o no responde adecuadamente a ella. Recuerda que la insulina se necesita para transferir la glucosa de la sangre a las células y así pueda ser utilizada como fuente de energía.
Este aumento también puede estar causado por el estrés, que es una causa común de los trastornos mentales. Cuando experimentas un estrés elevado, tu cuerpo libera cortisol y adrenalina para prepararse para una situación de lucha o huida. Esto hace que los niveles de glucosa suban, pero una vez pasado el acontecimiento estresante volverán a bajar hasta que se produzca otro acontecimiento parecido.
En muchos casos, la glucosa es sólo un factor entre varios que influyen en los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
La resistencia a la insulina también se puede deber al aumento de la actividad muscular para liberar glucosa en el torrente sanguíneo (es decir, el ejercicio en exceso) y a niveles elevados de hormonas del estrés, como el cortisol, que aumentan la producción de glucosa en el hígado (gluconeogénesis).
Esta es una razón importante por la que debemos continuar con nuestras actividades físicas regulares a pesar de sentirnos mal: ¡nos levanta el ánimo y ayuda a reducir los niveles de glucosa! Al mismo tiempo reduce los sentimientos de ansiedad y estrés diarios para que no se acumulen y nos causen más problemas con el tiempo. No importa la forma que adopten esos ejercicios; ya sea paseando al perro, haciendo yoga o trabajando en el jardín. ¡Lo importante es mantenerse en movimiento!
Aunque los niveles de glucosa suelen ser más altos entre las personas diagnosticadas con depresión y otros padecimientos mentales, el metabolismo de la glucosa en estos casos puede mejorarse aún más haciendo ejercicio con regularidad. Esto ayudará a reducir los niveles en general y a mejorar los estados de ánimo causados por los sentimientos de fatiga, irritabilidad y ansiedad relacionados con la glucosa alta.
La glucosa alta también puede hacer que experimentemos una mayor depresión con el tiempo, pues aumenta la inflamación de los vasos sanguíneos dañados por años de consumo elevado de azúcar. Se cree que este daño contribuye también a la resistencia a la insulina, de modo que cuando comemos demasiada azúcar a largo plazo nuestro cuerpo reacciona mal, lo que conduce a una compleja red de efectos sobre la salud, como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardíacas.
La depresión provoca inflamación en el sistema nervioso y hace que el control del azúcar en sangre sea menos eficaz en general. Cuando se produce un aumento de las hormonas del estrés, como el cortisol o la adrenalina, estas sustancias químicas actúan conjuntamente para hacer que tus células sean más resistentes a la insulina, lo que significa que la glucosa no puede entrar en esas células para utilizarla como energía en actividades cotidianas como subir escaleras o pensar con claridad durante los exámenes en la escuela. Esto deja el exceso de glucosa flotando en tu sangre.
La ansiedad y azúcar está más estrechamente relacionada con los niveles de glucosa debido al modo en que el cuerpo responde a las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que se liberan cuando una persona se estresa o se pone ansiosa por algo. Durante estas situaciones de estrés, la producción de glucosa puede inhibirse como resultado de la reducción de la respuesta de la insulina de tu páncreas debido a la falta de glucosa en el torrente sanguíneo durante los episodios de baja glucosa. Esto significa que la glucosa no puede ser utilizada por las células para obtener energía, por lo que empieza a acumularse en el torrente sanguíneo hasta alcanzar niveles altos y peligrosos conocidos como hiperglucemia.
Ten en cuenta que la hiperglucemia puede dañar los vasos sanguíneos que van hacia órganos vitales. Así que si los niveles de glucosa son elevados a lo largo del tiempo, también aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar otros problemas de salud graves, como enfermedades cardiovasculares, renales, problemas de la vista, neurológicos o incluso cáncer. Por eso es importante que busques ayuda de un profesional de la salud mental si sufres ansiedad, para que pueda trabajar contigo y así mejorar la regulación de la glucosa a largo plazo.
La enfermedad mental suele asociarse incorrectamente con el metabolismo de la glucosa, porque se ha demostrado que las hormonas del estrés elevan los niveles de glucosa durante las situaciones que provocan emociones intensas, como el miedo o la tristeza. Sin embargo, estos picos no suelen durar mucho y los niveles de cortisol vuelven a bajar con bastante rapidez después de que la oleada inicial haya pasado por nuestro sistema. Aun así, es importante acudir con un profesional para que atienda esto.
La ansiedad puede tener muchos efectos en la vida de las personas, por lo que resulta difícil saber cuál es la mejor manera de ayudar a alguien con ansiedad, pero cuanto más sepas sobre ella y sus causas, mejor equipado estarás cuando intentes apoyar en el camino de recuperación.
El artículo ha proporcionado una visión general de algunos hechos interesantes relacionados con la ansiedad, como los niveles de glucosa en nuestro cuerpo y cómo se relacionan o no con los problemas de salud mental. Si quieres saber más, ¡visita nuestra página dedicada enteramente a hablar de todo lo relacionado con la comprensión de este tema!
Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos, así como las recomendaciones que hacemos, no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.
Colaboradores: Pablo Aparicio y Pau Gámez.
