Te comparto un artículo que escribió Tania Sanz del blog habitualmente.com para desansiedad.
Tuve algunos problemas para dormir. Mis pensamientos sobre el próximo examen, no me dejaban en paz. La posibilidad de no aprobar, daba vueltas en mi cabeza como león enjaulado. El miedo de no saber la respuesta correcta me hacía sudar frío.
Salí de la cama a media noche y fui directo a la cocina. Sin pensarlo mucho, devore el frasco completo de nutella. Después abrí un paquete de galletas y me las comí todas con un los restos de un helado. Justo después, el sentimiento de culpa y remordimiento me envolvieron…
¿Te suena familiar? ¿Alguna vez te refugiaste en la comida para calmar tu ansiedad?
Es como un fuerte río que baja por la montaña y es imposible detenerlo. La comida se convierte en una posibilidad de desviar su curso (pero todos sabemos que esto no es la mejor solución).
Tú puedes calmar ese río de ansiedad de forma saludable y en este artículo te explico una estrategia simple para lograrlo.
Técnicamente, la ansiedad es la aprehensión sobre un próximo evento. Anticipamos el futuro con las predicciones a que no tienen ninguna base en la verdad. Nos dejamos llevar por nuestra imaginación con una ola de pensamientos negativos que nos hace sentir miedo.
La ansiedad y el estrés son respuestas físicas y emocionales a los peligros percibidos (que no siempre son reales).
Por eso, aunque no te estés enfrentando a uno real, ese examen se vuelve un gran peligro imaginario. Este miedo anticipado es el que genera ansiedad. Tu desesperación por controlarlo y regresar a la normalidad te obliga a acercarte a la comida.
Para nuestro cerebro, comer se traduce en una sensación placentera. Mientras que la ansiedad se traduce en una emoción negativa. Por ello canalizar la ansiedad con la comida, se vuelve una forma de compensar tus emociones.
El sentimiento negativo de estrés o ansiedad se ve opacado por el intenso placer de comer.
No es casualidad que los alimentos dulces sean la opción por excelencia. El azúcar tiene un fuerte impacto en los centros de placer del cerebro (estudios con animales se ha demostrado que el azúcar puede ser adictiva).
En algunos casos, conscientemente piensas y decides que la comida puede hacerte sentir mejor. Pero, en la mayoría de los casos, la decisión es de forma inconsciente.
Es decir, dejas de decidir activamente que la comida es el alivio para tu ansiedad y simplemente lo haces.
Esto pasa por una simple razón. Durante periodos de estrés intenso (como ansiedad) tus decisiones se vuelven inconscientes. Como si activaras un switch y te manejaras en piloto automático.
Estas decisiones inconscientes e impulsivas en realidad son hábitos.
Más del 40% de nuestras decisiones diarias son hábitos. Si tienes hábitos son saludables, puedes asegurar que tu estilo de vida será saludable (incluso en periodos de ansiedad). Ya puedes imaginarte que ocurre si la mayoría de tus hábitos son poco saludables.
Estos hábitos se han formado gracias a las pequeñas decisiones que has tomado con el tiempo. Hasta que esa repetición continúa los convierte en hábitos. Tú cerebro los almacena como tales y ya no se requiere de una decisión activa para tomar la misma acción.
Por ejemplo: Tal vez antes de una reunión importante, calmaste tus nervios comiendo algo azucarado una y otra vez. Esta pequeña acción se convierte en un hábito durante el tiempo. A partir de entonces, siempre que anticipes una reunión o cualquier situación estresante, tu cerebro automáticamente decidirá por ti que es momento de comer algo dulce.
Recuerdas que la ansiedad es como un fuerte río. No puedes poner una barrera, solo puedes desviar su curso para disminuir la intensidad.
La comida es una forma de canalizar el curso de este fuerte río, sin embargo no es una solución saludable por estos motivos:
En un mundo ideal, no habríamos llegado con pensamientos que producen estrés o ansiedad. Pero somos humanos e inevitablemente nos preocupamos por las cosas. Así que cuando empieces a sentir ansiedad, hay un montón de pequeñas acciones que puedes convertir en hábitos para cambiar tus pensamientos, calmar el cerebro, relajar el cuerpo, y cambiar el curso del río de ansiedad*.
La mejor forma de construir un hábito saludable en tu vida es la repetición de esa acción de forma constante. Por eso, es importantetener un plan de acción.
El plan de acción te ayuda a saber que tienes que hacer por adelantado. Estudios científicos han comprobado su efectividad.
La mejor fórmula para diseñarlo es la siguiente: “Cuando empiece a sentir ansiedad, entonces yo _______”
El objetivo es reemplazar este plan: “Cuando sienta ansiedad, entonces yo me dirijo a la cocina” por otro plan que incluya una actividad saludable en su lugar. Por ejemplo:
Las posibilidades son muchas, pero es importante que escribas tu plan de acción. Para que cuando sientas ansiedad ya esté decidido que es lo que harás.
Es como una ruta de evacuación cuando hay un incendio. Solo hay que seguir las salidas de emergencia y estarás a salvo.
Así que ya lo sabes, los hábitos son la base del cambio.
*Si tu problema de ansiedad esta fuera de control, pide ayuda profesional para que te evalúen de cerca.
Escrito por: Tania Sanz de habitualmente.com