¿Eres mamá soltera y sientes ansiedad?

Comprendí que tarde o temprano mi situación de pareja me llevaría a emprender una aventura siendo mamá soltera. Comencé a retomar mi ejercicio, conecté más con la naturaleza, aprendí a meditar, cambié mi alimentación, regresé a terapia, decidí cambiar muchas creencias, resolver asuntos pendientes conmigo misma, con el padre de mi hija y con mi sistema familiar. Mi mayor deseo era que mi hija en un futuro se amara a sí misma pero sobre todo fuera feliz y para ello comprendí que necesitaba amarme a mí, tomar decisiones y ocuparme de mi felicidad. Conecté con la inspiración que ser mamá me generaba y puse manos a la obra. Intenté salvar mi relación de pareja pero no fue posible, y casi llegando los dos añitos de mi hija decidí separarme... Y entonces comenzó la aventura más hermosa de mi vida: ¡Ser Mamá soltera!

Regresé unas semanas a casa de mi madre, busqué un espacio para vivir solo nosotras dos, ajusté horarios, economía y seguí con mi proceso de crecimiento personal. Te cuento que no fue fácil, hubo momentos donde sentí miedo, ansiedad  y soledad. El más significativo fue una noche que mi hija tenía una infección en la garganta, volví a experimentar una crisis de ansiedad y vinieron pensamientos preocupantes acerca de nuestro bienestar, de la responsabilidad que implica ser mamá, mi situación económica y otros pensamientos. Me permití sentirme vulnerable, sentí soledad y desamparo lo que me llevó a conectar con mi niña interior y a resolver heridas que quedaban pendientes. Esto ayudó mucho a bajar mis niveles de ansiedad y aprendí a pedir ayuda, me conecté de manera diferente con mi familia, reconocí el aprendizaje y la sabiduría de mis padres y abuelos y tomé de su experiencia lo que necesitaba. Poco a poco fui descubriendo mi fortaleza y mis herramientas al resolver situaciones cotidianas. Me decía:  “Alicia: un día a la vez” Aprendí a conectar con el aquí y el ahora.

Comencé a darme tiempo a mí misma para realizar actividades que me gustan: escribir, meditar, hacer jardinería, bailar, salir con amigos, aprender  cosas nuevas, a   proporcionarme a mí misma momentos gratos y de paz. Fui entendiendo que en la medida que yo me encontrara relajada, atendiendo mis necesidades podía atender tranquilamente las de mi hija.

Han pasado ya 12 años desde que comencé esta aventura y te cuento que ha sido maravilloso, verme crecer y ver crecer a mi hija. Hoy ella tiene 14 años y estamos comenzando otra etapa,” más adolescente”, con sus altibajos y cambios como es natural. Yo sigo creciendo, aprendiendo y sobretodo conectando con el amor a mí misma, permanentemente inspirada por el amor que mi hija despertó el día que supe que vendría.

Te dejo aquí algunas sugerencias: Conecta con tu valentía, todas las mamás tenemos un “chip” de valentía. El haber dado vida significa que somos valientes que somos vida y que  llevamos dentro  todas las  herramientas  para  criar  a nuestros hijos. Conecta con el amor. Si diste vida eres amor, ponlo en práctica no solo para tus hijos ¡DATE AMOR¡ Haz cosas que te hagan sentir amada por ti misma y encuentra que te hace sonreír: baila, lee, escribe,  medita, sal con amigos que están compartiendo tu experiencia, ve a un parque, cuida de plantas, etc.