Es un miedo que en algún momento empezó como temor, y con el tiempo se convirtió en pánico.
En primer lugar, la evitación y negación de aquello que tememos. Cuando tememos algo es el mejor momento de ponerle atención. Pero como es un temor que empieza como algo pequeño no lo tomamos en cuenta.
Pasa el tiempo y al evitar lo que tememos esto se va haciendo mas grande. Es como una planta que empieza a crecer, y nosotros regamos esa planta con nuestra evitación y con pensamientos que lo van reforzando.
Lo que tememos se convierte en miedo y empieza a llamar mas nuestra atención, y buscamos evitarlo aún más, pues estamos seguros de que podemos correr algún riesgo en el futuro.
Si el miedo no es afrontado y sigue pasando el tiempo, de un momento a otro, aparentemente de la nada, se convierte en pánico.
Date cuenta que detrás de los ataques de pánico y del miedo a que te suceda algo, hay un miedo y un temor más profundo. Algo que en su momento no resolviste, pero ahora el pánico te esta pidiendo que ya le pongas atención.
Una vez que encuentres tus miedos mas profundos, busca la irracionalidad en ellos, date cuenta de las probabilidades reales de que eso suceda.
Si si existe la probabilidad de que suceda entonces busca con que fortalezas cuentas para hacerle frente, y decide ubicarte en el presente. Mientras no suceda eso que temes… ¿para qué lo sufres?
Cada vez que llegue el pánico le vas a agradecer, pues te esta avisando de algo que en lo profundo temes. Y después pídele que te permita continuar con tu vida.
Haz esto cuantas veces sea necesario.