Te quiero platicar acerca de algunas ilusiones mentales que no son verdad a nivel espiritual.
La espiritualidad es esa parte de ti que es capaz de concebir cosas más abstractas y elevadas, que quizás no corresponden tanto a las emociones, sensaciones ni pensamientos, sino a una conciencia mayor. Todos como seres humanos tenemos conciencia, la conciencia es la capacidad de ver por encima y por arriba de nuestra propia humanidad y comprender con un entendimiento que a veces ni si quiera necesita palabras.
Es muy importante que re-conectes con tu espiritualidad para que recuerdes cuál es el sentido de tu existencia, y en ésta ocasión, te quiero platicar acerca de algunas ilusiones mentales que no son verdad a nivel espiritual, y que al recordar la verdad detrás de esas ilusiones te puedas sentir mejor.
Como seres humanos, tenemos la ilusión de que somos un individuo separado de los demás, desconectado y asilado. Esto es falso, estamos conectados todos entre nosotros mismos a un nivel que quizás a la vista no es tangible, pero si para tu sentir e intuición.
Cuando activas tu espiritualidad, te das cuenta que no estás solo ni separado del mundo entero, que eres parte de él y que basta con sentirlo para activarlo.
Tenemos también la ilusión de estar huecos y vacíos, llegando a conclusiones extremas como sentirnos un vil producto de la casualidad y causalidad, las cuales sin mucho sentido, nos trajeron a esta existencia. Y si percibes tu existencia como vacía o hueca, ¿cómo no habrías de sentir ansiedad?
Al re-conectar con tu espiritualidad de te darás cuenta que ya eres todo lo que necesitas ser, que dentro de ti se encuentra la información que necesitas, que no eres un mero producto de la casualidad sino un milagro de una primera intención.
De igual forma, creer que tu existencia o la vida en general no tiene sentido te puede generar angustia y desesperanza, y por lo mismo ansiedad. Es creer que las cosas pasan al azar y que tu existencia bien pudo haber sido omitida por la raza humana.
Y esto no es verdad, cuando re-conectas con tu espiritualidad te das cuenta que tienes no una, sino muchas misiones, propósitos y sentidos en esta vida, claro, siempre y cuando te des permiso de llevarlas a cabo, despidiéndote de la idea de lo que “tienes que hacer”.
Así dijo Albert Einstein que puedes optar por ver la vida, como si no existieran los milagros, o como si todo fuera un milagro ¿cuál eliges tú?
Esta ilusión te pone en una actitud de víctima de las circunstancias, donde ves tu pasado y lo que te sucede como desgracias e injusticias, y claro, ¿así cómo podrías activar tu espiritualidad? ¿así cómo podrías sentirte seguro?
La desgracia no existe por sí misma, existe para tu mente cuando distorsionas la realidad magnificando los sucesos y negándote a aceptar que por algo y para algo pasaron. Y al activar tu espiritualidad, te das cuenta del para qué suceden las cosas en tu vida, desde sucesos diarios hasta eventos más profundos o llamativos.
Por ejemplo, tu no sabes si el señor que no te dejo pasar en el tráfico, al cual le recordaste todos sus antepasados, en realidad te ayudó a llegar unos microsegundos después de un camión que más adelante se pasó la luz roja, con el cual te pudiste haber topado.
Aprende un poco más sobre el efecto mariposa, el cual dice que hasta el más mínimo aleteo de una mariposa afecta sobre el curso de todos los sucesos en la Tierra.
Esta es de mis favoritas, porque nos hace creer que eso desagradable que vives por momentos, lo vivirás para siempre, o que jamás podrás salir adelante, que todos te ven feo, que nadie te querrá, que para siempre estarás solo, triste y enfermo.
Esto claramente es una ilusión porque la vida y tu cuerpo, jamás será exactamente igual que lo que fue hace un microsegundo atrás, estás en un cambio y movimiento constante, como dice la vitaeología “todo aparece para desaparecer”.
Así es que re-conecta con tu espiritualidad, y date cuenta del flujo constante de movimiento, lánzate a ese río y déjate llevar, pero eso sí, dirigiendo el curso que tomas.
Finalmente, contempla tu vida como si nada de lo que ha pasado o pasa actualmente fuera un milagro, y en otro momento, contémplala como si todo fuera un milagro.