Me he dado cuenta de que no aceptamos el dolor. Sin embargo, el dolor es parte de la vida y negarlo y evitarlo sólo hace que suframos por ello. El dolor está ahí, tiene un ciclo lógico y hasta necesario que comienza y termina y, en ocasiones, nos empeñamos en hacerlo eterno con nuestro sufrimiento, pues dolor y sufrimiento no son lo mismo, el dolor está ahí, pero el sufrimiento es nuestra manera de vivir e interpretar ese dolor.
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Entonces ¿Por qué insistimos en quitarlo con urgencia si tiene un ciclo que necesita cumplir? ¿Por qué queremos que sea inmediato si hay un proceso? ¿Qué pasa que nos es tan difícil sentir dolor? Es aquí donde entra la mente con sus interpretaciones y creencias, es aquí donde nos rendimos ante el sufrimiento porque el dolor nos hace vulnerables, no soportamos cualquier cosa que nos vulnere pues creemos que somos débiles e incapaces, no soportamos la incertidumbre de lo que podría pasar y sufrimos por ello.
En realidad el dolor no es incierto, es cíclico y real. Esta premisa no se aplica igual con el sufrimiento, pues este puede ser tan aterrador como nuestra mente sea capaz de engrandecerlo por miedo.
Caemos en un círculo vicioso en el que nosotros mismos nos metimos. Sufrimos por no querer sufrir, sufrimos por no querer ser débiles, sufrimos por no querer aceptar la realidad y sufrimos por todo lo que la mente cree que podría ser y no es, cuando lo único que necesitamos es aceptar el dolor como es y dejar que cumpla su función.El dolor está ahí, el sufrimiento lo creamos, lo alimentamos, lo crecemos y lo peor de todo es que le creemos.
Ahora, te quiero aportar la visión de tomar el dolor con compasión ¿Sabes tú todo lo que tu cuerpo hace por ti? ¿Haz investigado todos los procesos automáticos y maravillosos que hace el cuerpo? Filtra tu sangre, saca los nutrientes de los alimento, tiene pulmones que trabajan sin parar día y noche para limpiar el aire que respiras, tu sistema nervioso gestiona todas las conexiones eléctricas mentales que te hacen ser un ser humano que piensa y tiene la capacidad de amar. Tus manos y tu cerebro junto con la maravillosa capacidad de la creatividad te permiten hacer cosas hermosas. Te juro que no acabaría de mencionar todas las maravillas que hace tu cuerpo por ti.
Es lógico que entre todos los procesos que hace, haya algo que a veces falle, a veces duela, a veces tenga problemas y aquí entra la compasión de la que te hablaba. Si en tu cuerpo hay dolor es porque así lo necesita y sanará ¿Es posible que por compasión y agradecimiento puedas soportar este dolor sin sufrimiento?
Tu cuerpo te necesita, necesita de amor y cuidados, no de pensamientos negativos, quejas, exigencias y sufrimiento, qué tal que con amor por todo lo que hace tan cabalmente le permitimos sentir lo que necesita y confiamos en que hace su trabajo de una manera increíble y lo ayudamos con compasión, respeto y admiración.
Acepta que el dolor está en tu cuerpo, acepta que tú estabas creando tu propio sufrimiento y acepta que en ti hay amor y compasión y que puedes vivir una realidad tal y como es, acepta que ser vulnerable no es ser débil ni incapaz, sólo es estar expuesto a sentir y que puedes sentir mejor si confías y le enseñas a tu mente que estás a salvo, que sabes lo que haces y que te amas.
Hasta aquí hablamos de dolor físico, hay también dolor emocional, dolor lógico resultado de las situaciones de la vida que indudablemente también vamos a sentir, imagínate que algo le sucede a un ser querido y que no quieres sentir nada al respecto porque estás controlado y porque no tienes que sufrir. Claro que te va a doler y necesitarás más de ti, de cuidarte, darte espacios y quererte.
Van a pasarte cosas en tu vida que van a implicar que te sientas mal, que duela hasta el alma, que necesites 3 días de llorar en cama o que te marquen o que te fortalezcan, cosas que olvides o que duelan cada vez que las recuerdes, porque así es la vida, porque la realidad es que no podemos estar siempre felices, contentos y sin nada desagradable o doloroso, entonces ya sabes qué hacer, ya sabes qué accionar y ya sabes qué amar, más y más hasta que aceptes que lo único que tienes es a ti para sanarte.
Acepta el dolor, pero no aceptes el sufrimiento, acéptate a ti y tu realidad, vas a darte cuenta de que tienes la capacidad de hacerte cargo de ti y de enfrentar con amor esta vida que tiene magia, dolor, alegría, tristeza, logros, fallos, emociones y días oscuros, pero también días de luz.
