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Estresores en el trabajo y qué hacer para afrontarlos

Son las cosas que te hacen llegar con dolor de cuello o de espalda en la noche, que te impiden dormir tranquilo.

Ansiedad laboral

Son los causantes en muchas ocasiones de la gastritis, la acidez, la constipación, el dolor de cabeza, el subir de peso, la quijada apretada, la tensión muscular, entre otros. 

Causas de estés y ansiedad en el trabajo

1.- “Sentir” o pensar, que hiciste algo mal, y no te lo han dicho

2.- Pensar que esperan algo de ti que no te sientes capaz de hacer o lograr

3.- Falta de apertura de comunicación con tu jefe, pues sientes que no puedes interrumpirlo, que no sabes cómo va a reaccionar, o no sabes cómo dirigirte a él

4.- Conflictos con algún compañero de trabajo, tensiones, roces

5.- Presiones por el tiempo en entregas

6.- Sentir que te piden las cosas de mala manera, exigiendo o imponiendo

7.- Pensar que no le caes bien a alguien, que te ve feo, que simplemente no le caes

8.- Sobrecarga de trabajo

9.- Sentir o pensar que no vas a ser capaz de cumplir con esa carga de trabajo

10.- Encontrarte haciendo cosas que realmente no te corresponden

11.- Sentirte incapaz de decirle a quien te manda lo que no te corresponde, que no te corresponde

12.- Falta de información o papeles que necesitas de alguien más y no te los da para que tu puedas cumplir con tu tarea

13.- Incapacidad de pedirle y negociar con quien te lo tiene que dar para que te lo dé

14.- Quedarse frecuentemente más tiempo de lo habitual en la oficina sacando pendientes

15.- Llevarse pendientes a la casa

16.- No hacer caso de tu agenda, o no tener agenda

17.- Desagrado o incomodidad con tu ambiente de trabajo (ruidos, clima, limpieza, luz, discusiones, tensiones, el elefante rosa)

18.- Sentir o pensar que tienes que hacer las cosas tú sólo

19.- Verte incapaz de pedir ayuda

20.- Imposibilidad de poder llegar a acuerdos con tus compañeros o jefe

21.- Largas distancias y tráfico entre tu casa y tu trabajo

22.- Que te parezca injusto como te tratan, lo que te piden, o lo que sucede a tu alrededor

23.- Asistir a una junta y estar en desacuerdo con lo que se acordó

Te recomiendo que selecciones las principales 5 con las que te identifiques más, y anota el número en una hoja de papel, pues a continuación te explicaré de cada una lo mejor que hay que hacer en su caso.

Pero antes de eso, me gustaría decirte que creo que de todas esas razones que te tienen estresado, la única que no está en tus manos controlar, afrontar, modificar o eliminar, es…. ninguna.  

O sea, que TODOS esos estresores que mencioné, incluyendo esos 5 con los que mas te identificas, están, básicamente, en tu mente.  

Lo único que realmente no puedes controlar, es la personalidad de los demás, los ruidos y el clima, pero sí puedes controlar la manera en la que tu cuerpo reacciona a esos ruidos y clima, observar cada vez que se estresa y aprender a relajarlo,  y de la misma manera, puedes controlar la manera en la que interpretas cómo se dirigen a ti los demás, cómo te piden las cosas o su misma personalidad, recordando que muchas veces lo que más te choca, te checa, o sea, que lo que más te desagrada de los demás, es bien algo que a ti te hace falta desarrollar, o algo que tienes que no te gusta de ti mismo. 

Te recomiendo leer también: cómo bajarle a tu prisa y recuperar tu salud

Siempre existe la posibilidad de negociar, de decir lo que piensas en esas reuniones que no te parecen las conclusiones, de atreverte a decir que “no” cuando te asignan algo que no te corresponde, proponiendo siempre una manera para llevar a cabo lo que se tiene que hacer; siempre puedes solicitar más tiempo del que necesitas, siempre y cuando lo hagas con anticipación; siempre puedes medir tus fuerzas y ser honesto con los demás y pedir ayuda; en fin siempre puedes optar por ser protagonistay hacerte cargo de manera responsable de todo eso que te estresa,abandonar el papel de la víctima, y hacer lo que necesites hacer para sentirte mejor.

La responsabilidad de sentirte mejor solamente está en tus manos.

Inclusive los prisioneros de los campos de concentración, que hacían trabajos forzados y que vivían una explotación y abuso a todos sus derechos humanos, tenían la opción de elegir cómo reaccionar y responder a eso que les estaba sucediendo, sabiéndose dignos a pesar de eso, y de encontrar las estrategias que pudieran implementar para sobrevivir, e inclusive, encontrar qué agradecer y qué disfrutar, como lo hizo Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, quien a pesar de sus circunstancias, logró encontrar un sentido y hacerse cargo de cómo vivir su propia realidad.

Y esa es mi invitación, que te hagas responsable de lo que te estresa en tu trabajo, y que aprendas a negociar, a comunicarte con los demás, a salir de tu zona de confort, a proponer mejoras y encabezar proyectos, a que si no te parece algo, encuentres los argumentos y las pruebas necesarias para llegar con quien se tenga que llegar y se tome la decisión que pueda beneficiarte a ti y a los demás. 

Ahora, de todas las razones que enlisté arriba, se distribuyen en ciertas categorías básicas.  Busca los 5 estresores con los que más te identifiques en qué categoría queda, claro que hay algunos que pueden estar en más de una categoría, revísalo igualmente.  

1.- Falta de organización

(5,8,12,14,15,16)

Normalmente pensamos que somos todo poderosos, todo memoria, todo multididacticos, pulpos, o súper dotados en inteligencia y capacidad para resolver las cosas, y eso puede ser totalmente verdad, pero nada tiene que ver con que tratemos a nuestra mente como computadora, o sea, como un lugar para almacenar información, con tiempos, horarios, nombres de personas, ideas y chispasos almacenados, con los sueños por ahí guardados, los pendientes con la familia, la lista del super… etc. 

Tu mente no es una computadora, no está hecha para almacenar información, está hecha para generar ideas, para ser creativa, para analizar información, más no para retenerla.

Cuando creemos que la mente es una computadora, o que tu cuerpo es invencible e incansable, es muy pero muy probable que frecuentemente nos encontremos olvidando citas, nombres, pendientes.  Es probable que nos encontremos estresados por los tiempos los cuales ya no alcanzan para realizar las entregas, es igualmente común que te encuentres distraído y con baja concentración.

Ahora imagínate que no nada más tú pierdes la organización de tus tareas y de tus ideas, que no eres el único con baja concentración,  sino que la gente con la que trabajas está igual que tú, y entonces se convierten en un grupo desorganizado y disperso, y claro, llegan momentos en los que se junta la carga de trabajo, todo mundo está apagando fuegos, y la oficina más que un lugar de trabajo y productividad se convierte en un circo de malabaristas.

Es por esto que te recomiendo lo siguiente:

Seas honesto contigo mismo y anticipes cuando no vas a poder terminar algo a tiempo, o cuando necesitas ayuda.

Aprendas a manejar una agenda, y la consultes todas las mañanas.

Mandes mails y termines pendientes de “ejecución”, en las primeras horas de la mañana.

Antes de sentarte a abrir tu computadora, anotes los nuevos pendientes y revises esa agenda.

Te reúnas con las personas que tienes que llevar a cabo tu tarea, y asignen tiempos y responsabilidades.

Que cada hora te des unos dos minutos para pararte de tu lugar de trabajo, cerrar los ojos, y hacer un escaneo de tu cuerpo, identificando puntos de tensión y relajándolos.

Cuides el estado de tu mente y tu cuerpo, tus ojos, tu espalda, la circulación, tu alimentación, la manera en la que te sientas, pues por un rato no pasa nada, pero a la larga… ya sabes lo que pasa.  

Existe un coach que ha realizado toda una metodología de organización hacia el trabajo, te recomiendo ampliamente que le eches un vistazo:

2.- Desconfianza en ti mismo y en los demás

(2,3,6,7,8,9,10,11,13,18,19,20)

Claro, es la categoría más choncha por así decirlo, pues muchas de las cuestiones que te generan estrés es porque te has hecho ideas en tu cabeza que te hacen dudar de quien eres, de tu valor, de tu fuerza, de tu capacidad.  Es por eso que llegas a callar cosas que te están molestando, que no te atreves a pedir lo que necesitas, que crees que lo que estás haciendo no está bien y que probablemente los demás piensen algo negativo de ti. Es por eso igualmente a veces no te sientes capaz de lograr algún reto o superar alguna dificultad, que no te atreves a acercarte con tu jefe y platicarle sobre lo que necesitas.

Revisa si por ahí existe alguna creencia de que no te mereces sentirte bien, o de que merezcas que los demás te traten mal. Y te recomiendo que en lugar de eso, te des tu lugar, del cual eres merecedor simplemente por estar vivo y haber nacido, y que cuando tengas la más mínima sensación de que están pasando por encima de tus derechos humanos, alces la voz y te hagas escuchar.

Muchas veces pedimos las cosas y esperamos que así nada más se cumplan, pero necesitamos asegurarnos de que nuestro mensaje fue escuchado y entendido, necesitamos buscar pruebas y evidencias, o bien, hechos, que muestren que lo que estás pidiendo o diciendo será algo positivo para el grupo, para llegar a los resultados.  Por ejemplo, no se vale nada más pedir una computadora porque “me la merezco”, sino que le hagas ver a quien se la pides lo que harás con esa computadora, los resultados que alcanzarás, las metas que lograrás.

Te recomiendo siempre hablar con hechos, con datos y números factibles, para evitar interpretaciones equivocadas.

También te recomiendo que dejes de pensar en función de los demás, de lo que hacen o dicen a tus espaldas, de que si te parece su manera de trabajar o no, de que si te gusta cómo se viste, lo que come, cómo habla, olvídate de eso y simplemente enfócate en trabajar con tu persona, y en darle la vuelta a esos estresores.

Para eso igualmente te recomiendo alzar la mano y decir lo que opinas y piensas, de proponer mejoras, de relacionarte con los demás desde la verdad de que son humanos igual que tú, con las mismas necesidades que tú, poniéndote en sus zapatos, y confiando en que tú tienes todo lo necesario para salir adelante, y si notas que algo te hace falta, tú siempre puedes estudiar, preguntar cómo se hace, investigar, o hacer lo necesario para saberte exitoso.

Hecha un vistazo a lo que sí haces y sí aportas, y reconoce lo que te falta por desarrollar, pero siempre con la visión objetiva de lo que sí logras y con lo que sí cuentas para salir adelante.

3.- Saltar a conclusiones

(1,2,4,6,7,911,18,19, 22, 23)

Es muy común que nuestra mente ande saltando de conclusión a conclusión, y que te sientas totalmente seguro de algo, que puede ser que no sea así en realidad.  Normalmente saltamos a conclusiones cuando se trata del futuro, estamos seguros de que algo va a pasar, como si tuviéramos una bolita mágica del tiempo que nos lo asegura, y la realidad, es que solamente puedes estar seguro de que estás viviendo éste momento, y de que cuando se te presente algo en el futuro, le harás frente como le harás frente en ese momento, pero no puedes estar seguro de algo que todavía no sucede. 

También saltamos a conclusiones cuando nos creemos adivinos en leer las mentes de los demás, y estamos segurísimos de que esa mirada que nos echaron fue de envidia, o de que esa mueca significó que está pensando que le caemos mal, o de que todo el día está pensando en nosotros. Sobre todo con el jefe cuando sientes que todo el tiempo está al pendiente de lo que haces, y te sientes como si estuvieras en el teatro y la luz solamente te enfocara a ti, eso es muy estresante, y lo hacemos por querer leer o pensar que leemos la mente de los demás.

La mayoría de las conclusiones a las que has llegado sobre el futuro y sobre los demás, no son verdad, y te reto a que las compruebes, esperando ver si eso que temes realmente va a suceder o no, y ver cómo respondes a ellos.  Recuerda que si en un futuro se te presenta un problema, tendrás más herramientas y más experiencia que la que tienes ahora, pero para asimilarla y adquirir esos aprendizajes, necesitas dejar espacio en tu mente para ello, en lugar de tenerla todo el día pensando en lo que podrá o no podrá pasar.

Y también, atrévete y te reto a preguntarle al otro lo que crees que está pensando, simplemente para que veas que eso que piensas no es verdad, o bien, si descubres que sí es verdad, entonces trabajar en afrontarlo.

4.- Ambiente

(3, 4, 5, 8, 12, 17, 20, 21, 22)

También existen cuestiones en el ambiente, tensiones entre compañeros, y situaciones que tal vez no están del todo en nuestro control, aunque, si en realidad te molestan tanto, si están en tu control en cuanto a que puedes retirarte de ese lugar, pero lo importante aquí es aprender a cómo responder a esas cuestiones y situaciones, a esas personas que por más que luches contra ella nunca podrás cambiar, que aprendas a observar cómo reacciones y elegir estresarte o relajarte.  

Siempre será una opción elegir entre estresarte o relajarte, una vez que observes cómo está reaccionando tu cuerpo a esa situación o persona.

En mi oficina tenemos una herramienta que se llama acepto, y consiste en que 1.- o acepto a esa persona o circunstancia como es, o 2.- aprendo anegociar para modificar eso que me estresa, o 3.- simplemente me retiro

Siempre tenemos esas tres opciones, y podemos negociar y negociar hasta que realmente ya no podamos más, y podemos intentar aceptar y ser ecuánimes con eso que sucede, pero si de plano no lo logras, y no quieres estar ahí, pues retírate. 

Lo que no se vale, es vivir como que lo aceptas, sin negociar, sin retirarte, y llegar todos los días harto y cansado de eso que te está estresando. 

O es como el tráfico, no entiendo a la gente del DF que  no hace hasta lo imposible por vivir cerca de donde trabaja, creo que siempre existen opciones, pero  nos gana la comodidad y la identificación con el lugar en el que vives, nos gana el creer que no lo merecemos, o que así es, o que como tenemos la necesidad tenemos que apechugarle.  Pero creo y estoy segura que siempre existen opciones, siempre puedes buscar un trabajo cerca de tu casa hasta que lo encuentres, creo que hay que adaptarse al cambio y modificar ciertas cosas para estar tranquilos, esa debe ser nuestra prioridad, y perder el miedo para lograrlo. 

Y es como una piedra en el zapato que llevas cargando todos los días, hasta que el hoyo ya se hace notorio, el dolor es insoportable, y o le avientas la piedra a alguien más (gritas, pataleas, pones trabas, insultas), o sales corriendo de ahí de mala manera. 

Te invito a que antes de que eso suceda, aprendas a manejar las situaciones de tu ambiente desde esas tres opciones: lo acepto, lo negocío o me retiro.  Y acá entre nos, creo que siempre se puede negociar, y claro, siempre se puede aprender a aceptar las cosas como son, y ver que no tienen el poder de influenciar sobre tu tranquilidad.  Que el retirarte sea porque tienes una mejor opción por delante, y no por huir de algo que no lograste aceptar o cambiar.

En conclusión…

Revisa qué de las cosas que te estresan están en tus manos afrontar de manera diferente, cuáles no y cómo las puedes aceptar, o si de plano necesitas moverte de ese lugar para encontrar tu tranquilidad. 

Intenta encontrar esa tranquilidad a pesar de las circunstancias, atrévete a hablar y opinar, anímate a hablar con esa persona con la que tienes roces (tal vez descubras que es igual que tú), busca los hechos detrás de tus interpretaciones, utiliza cada experiencia para conocer algo de ti mismo, confía en que tú puedes generar el ambiente que deseas, usa una agenda y vacía tu mente para dejar espacio a nuevas ideas, observa tu cuerpo e identifica cuando te pones tenso para elegir entonces relajarte…

Recuerda que el trabajo debe ser un lugar donde expresas quien eres, un lugar donde ser tu mismo, y no un lugar donde llegas a ponerte una máscara y convertirte en robot, no lo somos y jamás lo seremos, reconoce tu humanidad dentro de la oficina y atrévete a dar un paso más hacia ese lugar en el que te sientas tranquilo, satisfecho, pleno… y feliz.

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