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Cómo ser un líder y mantener tu equilibrio y bienestar

Irritabilidad, intolerancia, dolores de cabeza, falta de concentración, nula creatividad, sentirte agobiado, saturado, ensimismado, tenso, quejarte por todo… todo eso son síntomas de burnout, los cuales normalmente suceden por no darnos tiempos para nosotros

Burnout


Llevábamos varios meses sin hacer algo por el estilo, con momentos de descanso pero sin salir de casa, absorbidos por la dinámica diaria y el trabajo; con los niños, el home office… pedir el super, reuniones en línea, ser despertados por los despertares de los hijos, despertar y repetir. 

Y sucedió, que llevábamos dos semanas de gritarnos, pelearnos, apretarnos la lengua para no decir algo que pudiera herir al otro y tener 0.02 gramos de paciencia con nuestros hijos. Entonces no la dudé, pedí ayuda, reservé el spa y con 4 horas por la mañana, regresamos renovados y recargados. 

El problema no es la rutina, sino que no nos estábamos dando descansos de ella. Cosa que normalmente hacíamos pero pues… ya sabes, año 2020, pandemia, caos. 


Entonces. ¿Qué pasa cuando no nos damos tiempos de descanso y reposición? 

Irritabilidad, intolerancia, dolores de cabeza, falta de concentración, nula creatividad, sentirte agobiado, saturado, ensimismado, tenso, quejarte por todo… todo eso son síntomas de burnout, los cuales normalmente suceden por no darnos tiempos para nosotros, por no restablecer el equilibrio, y esto es muy común que suceda en líderes. 

No quieres saber nada de nadie, no quieres ayudar a nadie, no quieres responderle a nadie, te sientes saturado, agotado, cansado… se va la creatividad, te invade la monotonía y quieres salir corriendo. ¿Te suena? bueno, pues eso es un auténtico burnout, y sucede, por no darte el tiempo de restaurar tu equilibrio y bienestar. 


¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no nos damos tiempo para nosotros? 

Estas son algunas posibles razones. 

  • Nos gana la prisa 
  • Nos sentimos obligados a cubrir todo el tiempo las necesidades de aquellas personas que dependen de nosotros 
  • Queremos cubrir las expectativas o exigencias de ese grupo de personas 
  • Nos gana la pasión por hacer que sucedan las cosas
  • Nos sumergimos en las actividades porque queremos hacer más, queremos llegar a esa meta que nos planteamos 
  • Abarcamos demasiado, sin recibir ayuda
  • Nos ponemos demasiados compromisos, expectativas, tareas por hacer, actividades 
  • Nos presionamos por ser exitosos, hacer mucho 
  • Crees que mientras más hagas, en menor tiempo posible, más pronto obtendrás eso que estás buscando 
  • Tenemos creencias arraigadas como “no merezco darme tiempo para descansar” “ya que alcance todo lo que me he propuesto me sentaré a descansar” “nunca vi a mi madre o padre descansar, ¿por qué habría de hacerlo yo? “ el que descansa es el que no tiene que esforzarse por otra cosa”, etc etc. 

Trata de identificar tus creencias, porque si te hago un atajo a cambiar esta situación, es modificándolas. Haciendo lo contrario a ellas. Demostrándote que sí mereces descansar, que sí puedes hacerlo, y que de hecho, es de lo mejor que puedes hacer para ser el líder que estás destinado a ser. 


Entonces, ¿cómo mantener el equilibrio y ser un líder a la vez? 

Creo que es importante empezar por aclarar qué es ser un líder. Si tienes la idea de que ser un líder es aquella persona que resuelve todo, que hace las cosas por los demás, que está ahí para atender a las necesidades de todos y descuidarse a si mismo, sacrificándose por los demás, desgastándose hasta ya no poder más… entonces, estás equivocado. 

Un líder es aquella persona que tiene clara una visión de lo que quiere lograr, de hacia dónde llevar a su familia, equipo o comunidad, de qué mensaje o situación quiere establecer, que sea positiva tanto para si mismo, como para los demás. 

Un líder es aquél que con su ejemplo, plantea una propuesta de una forma en la que se logran las cosas, y qué mejor, que ese líder diera el ejemplo de cómo sentirse satisfecho con su misión diaria que se propuso, y su bienestar personal. 

Por eso, para ser un líder y mantener tu equilibrio personal, es importante que empieces por establecer qué tipo de líder quieres ser, y que recuerdes, que tú puedes definirlo. 


Acciones para mantener tu equilibrio y bienestar 

Primero, establece cuál es tu prioridad

Si te consideras líder, significa que hay varias cosas que dependen de ti ¿cierto? y probablemente que si tu no estás presente, esas cosas no suceden. Y ¿qué necesitas para estar tú presente? pues estar bien… estar saludable, estar descansado, con la mente fresca, con el cuerpo tranquilo ¿verdad? 

Bueno, entonces, ¿podríamos estar de acuerdo que para que todo el proyecto que está en tus manos funcione, el primero que tiene que estar bien eres tú? ¿que si tú no estás bien… las cosas se empiezan a complicar? 

Así es que hay que quedar en claro con este punto, la prioridad es tu bienestar, tu equilibrio, y alrededor de esto es que necesitas organizar tus tiempos, tus compromisos y tus acciones. 

El bienestar será lo que te permitirá llegar a esas metas o resultados que buscas, no es algo que llega a “rescatarte” cuando ya estás agotado, es lo que te sostiene, te mantiene en tu camino. 


Ten una clara idea de lo que te lleva al bienestar 

No se vale que me digas que para descansar y restablecer tu equilibrio necsitas irte a un bar a tomar, sentarte a ver dos horas de netflix o terminarte dos bolsas de palomitas. Ese tipo de actividades te fugan, te desconectan por un momento pero realmente no te restablecen, no te dan equilibrio ni tampoco bienestar. 

Bienestar es cuando te sientes con una mente tranquila en un cuerpo tranquilo, y para que eso suceda, es importante que liberes la tensión acumulada. Por ejemplo, hacer ejercicio, hablar, llorar, platicar con alguien, bailar… son actividades que te ayudan a liberar tensión, para después, poder hacer otras actividades como respirar, meditar, darte un auto masaje o pedir uno, flotar (en agua o hamaca). 

Esas actividades son más de descanso y relajación. Lo ideal es que pudieras hacer de los dos tipos de actividades, y que sepas cuáles te ayudan más en ciertos momentos, según tus necesidades. Que formen parte de tu rutina diaria, que se vuelvan tus hábitos, y que sepas que es lo mejor que puedes hacer para ser creativo y productivo. 

En lo personal, te recomiendo estos básicos para mantener un bienestar y equilibrio: 

  • duerme temprano (antes de las 11pm) 
  • ten una actividad de 15 a 30 minutos de movimiento al día 
  • haz pausas entre tus actividades, en las que te sientes a cerrar tus ojos, soltar tensión, conectar contigo y con el presente (al menos 2 al día) 
  • haz una meditación o agradecimientos al final del día 
  • no te saltes alimentos, y consume poco azúcar y carbohidratos (más grasas buenas y verduras) hidrátate bien 
  • organiza tus horarios, evitando querer abarcar mucho, cargar lo que no te corresponde. Incluye en tu agenda actividades que disfrutas y te nutren
  • evita las relaciones tóxicas 
  • expresa tus emociones (escríbelas, hablalas, muevelas) al menos una vez por semana 

Empieza por hacer una lista de las actividades que te gustan, que te ayudan a relajarte, y que te sea posible empezar a integrar en tu agenda de la próxima semana. Enfócate en 2 o 3 actividades por incorporar, sin exigirte demasiado, empezando por lo que te sea más necesario. 


Pide ayuda, delega, contrata 

Ahora, es un hecho que no rinde el tiempo, aunque habríamo de cuestionarnos la velocidad, la prisa y la cantidad de cosas que quieres hacer, si en realidad es algo que sea justo pedirte que lo hagas en un mismo día o semana, o si te estás pidiendo demasiado. 

Aún así, sea poco o demasiado, para crecer hay que pedir ayuda. Al día de hoy, en el 2021, somos 50 personas en desansiedad, ¿por qué somos tantas? porque un día decidí empezar a delegar aquellas cosas que ya no quería hacer, para poderme dedicar a lo que solo yo podía y quería hacer. En el momento que dejé de tener tiempo para mi autocuidado, por la cantidad de mensajes que había por responder, fue que pedí ayuda. Y si, pagué por ella, invertí, aunque en su momento encontré un buen plan que me fue posible pagar. 

Si no te es posible pagar por esa ayuda, entonces, encontrar otros métodos como el intercambio, contribución mutua en algo que ambas partes necesiten… el punto es reconocer ese momento en el que ya no puedes con todo, y necesitas buscar alguien que te apoye. 

¿En qué momento pedir ayuda? en el momento que ya no tienes tiempo para lograr lo indispensable de tu área de liderazgo, y mantener tu equilibrio o bienestar. Imagínate llegar al momento en el que solamente hagas lo que disfrutas, quieres y eres experto en hacer, y vas delegando todo lo demás. Hacia allá es hacia donde queremos llegar. 


Pon límites a las personas que dependen o esperan algo de ti

Si te pareces a mi… probablemente eres una persona que se le olvida que tiene necesidades por ayudar a otros a cubrir las suyas. Compras la prisa, la necesidad y también a veces, la exigencia del otro. Aplazas tus planes, tu hora de dormir, tu ejercicio, por responderle al otro, ayudarle, estar ahí para los demás. 

Y si bien ser altruista y buena persona es algo deseable, llevado al extremo puede ser negativo para ti. Por eso, hay que ponerle un límite a quienes dependen o esperan algo de nosotros, y enseñarles, poco a poco, que nos damos nuestros tiempos. 

Se trata de que tu comunidad, familia o equipo de trabajo sepa que los viernes en la tarde no cuentan contigo porque es el día en el que descansas. O que a las 12 del día no te encuentran porque estás meditando. Que si necesitan hablar contigo necesitarán agendar en los horarios que previamente tu estableciste como disponibles. 

O sea, tú llevas las riendas. Y esto no significa que los descuidarás o dejarás en el limbo. Significa que les enseñas que tu prioridad es tu autocuidado. Y a la vez, esto ayuda a que se vayan haciendo más autosuficientes y te consulten para lo que es realmente importante, en lugar de para cualquier cosa. 


Tu ausencia también es necesaria

Dicho lo anterior, refuerzo este punto. Pues estar 100% presente, respondiendo sus peticiones todo el tiempo, al segundo de que te escriben, resolviendo todo lo que se va presentando, generará una dependencia que no es sana, pues te sentirás más y más responsable de cosas que no puedes soltar, y esa presión eventualmente te llevará al burnout. 

El punto es ir creando las condiciones necesarias que te permitan irte una semana de vacaciones, y sepas que no se cae el mundo. Y para eso, necesitas ir ensayando el ausentarte, tanto para tu sentirte cómodo y en confianza con lo que está sucediendo, como para que tu equipo, comunidad o familia, sepa qué hacer sin ti. Es sano para ambas partes. 


Ponle límites a tu mente 

Normalmente un líder tiende a estar pensando en soluciones, estrategias, acciones que le ayuden a concretar esas metas que se ha planteado para si mismo o su equipo, comunidad o familia. Entonces, la mente está pensando en todo esto, buscando información, leyendo, investigando… 

Llegan los momentos de calma y no puedes frenar la mente, sigue pensando… por eso, es importante que le pongas un límite, haciendo un acuerdo contigo de cuáles serán esos horarios en los que te pondrás a pensar y resolver, y cuáles serán los que te darás el permiso de desconectarte del tema. 


Desenchúfate un par de horas y conecta con algo más 

Es importante que cada día tengas el hábito de desenchufarte de tu acción de liderazgo, y conectes con otra cosa en tu momento presente. No se vale la televisión, esa no cuenta, necesitas engancharte con alguna actividad, algo que ejecutes, que suceda, que sientas, que vivas. 

Generarte experiencias que pueden ser de deporte, meditación, escritura, convivir con tu familia, juegos de mesa, salir a caminar, pasar un rato con tu mascota. Sin celular, sin televisión, sin tecnología. 

De las cosas que más ayudan para mantener el equilibrio, es pasar tiempo alejado de la computadora y el celular, y más en contacto con aspectos de la naturaleza. Pruébalo y verás que hasta tu mente descansa y sales de la saturación. 


Sal de la rutina 

Muchas veces el descanso significa hacer algo diferente, algo que no tenga que ver con mi actividad diaria. Porque conectas otros cables en tu cerebro, activas otros músculos, te mueves diferente… y eso es lo que queremos para que lo que usas constantemente, pueda descansar. 

No se trata tanto de “no hacer nada” sino de hacer cosas que salen de la rutina y ponen en pausa los mecanismos que usas diariamente. Además, tiene beneficios neurológicos que se han demostrado que suceden cuando visitamos un lugar nuevo, conocemos gente nueva o aprendemos nuevos hobbies, instrumentos o idiomas. 

Así es que cuando lo hagas, recuerda que estás invirtiendo en tu salud, tanto neurológica como física, y que eso te ayudará a hacer más de lo que te gusta. 


Si ser líder es tu misión o pasión, el punto es permanecer en el camino 

Esforzarte y desgastarte al 100% durante dos semanas, no te dejará ser constante y persistente en tu camino de liderazgo. Pero tener una rutina donde te “obligas” por así decirlo, a dejar de hacer cosas e invertir en tu bienestar y descanso, te permitirán llegar más lejos. 

El punto es que llegues a tus metas entero, sin tanto desgate. Y será más fácil que permanezcas en tu camino si lo haces con equilibrio. Por eso, se trata de repartir tu energía y tu enfoque, tu recurso mental y físico, tanto en aquello que tiene que ver con productividad, como en lo que te nutre y recarga, que es tu bienestar. 


Ponte horarios, días y semanas 

Finalmente, de las cosas más importantes en mi experiencia personal, es establecer los horarios de descanso previamente. Si me espero a que me acuerde, a que se dé, o a que mi trabajo “me lo permita”, pues no sucede… 

Tengo que destinar energía, atención y a veces dinero, en lograr estas actividades, pero sobre todo… tiempo. Saber que poner atención en mi lleva tiempo fue de las cosas que más trabajo me costó aceptar, pues yo sentía que no me alcanzaba el tiempo para lograr lo que quería, entonces ¿cómo lo iba a desperdiciar en algo que no fuera productivo? 

El punto es que todas estas actividades son ser productivo, y te ayudan a serlo aún más. Para eso, establece horarios, momentos del día, días de la semana, y semanas del año para que te desconectes al 100 y hagas tus actividades de bienestar. 

El punto es que al día tengas un momento, a la semana un día y cada 3 meses una semana. Hay estudios que establecen que cada 3 meses hay que darnos 10 días de desconexión de nuestras actividades y hacer algo que salga de la rutina. Y sí, eso sería lo ideal, así como un momento al día de un par de horas, y un día de la semana. 

En mi caso, procuro de 5 a 8 estar de lleno con mis hijos, los domingos desenchufarme completamente, y darme una semana cada 4 o 5 meses. (me gustaría hacerlo más y es uno de mis objetivos de este año) 


En conclusión 

El bienestar es algo que vamos construyendo y manteniendo de forma constante, ha de formar parte de nuestras rutinas, de nuestras prioridades y del diseño que hacemos de nuestras vidas. No es un salvavidas que llega cuando todo está desgastado, sino el barco que nos sostiene y nos lleva a donde queremos. 

PD: Cierro con otro ejemplo: me gustaría seguirme escribiendo sobre burnout y home office, pero son las 10pm, tengo sueño.. ahí es donde tengo que aplazar mi necesidad creativa y de dar un contenido de valor, por priorizar mi descanso, anotaré el tema, y lo haré mañana a la misma hora. 

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