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Ansiedad Generalizada

¿Cómo mejorar nuestra relación con la comida cuando tenemos ansiedad?

¿Cómo mejorar nuestra relación con la comida cuando tenemos ansiedad?

Recuerda que es muy importante mejorar nuestra alimentación para ayudarle a nuestro cuerpo a equilibrarse a sí mismo. Es por eso que en este blog te vamos a compartir qué comer cuando tenemos ansiedad algunos alimentos mencionados resultan beneficiosos para disminuir los niveles de ansiedad.

qué comer cuando tenemos ansiedad

Para empezar, ¿somos lo que comemos?

Antes de pasar a los alimentos, retomemos esa frase que dice que somos lo que comemos. Puede ser que lleguemos a dudar de esto, pero hay que tener en cuenta que todo está relacionado: lo que comemos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que pensamos… Todos estos estímulos llegan a nuestro cuerpo y mente de una u otra manera, por lo que se generarán relaciones y asociaciones que harán que todos estos influyan en lo que sentimos, hacemos y pensamos. 

Los alimentos tienen una gran influencia en nuestro cuerpo: ya sea que nos activen y nos estresen, o nos relajen y nos ayuden a equilibrarnos. Así es que sí, si modificamos nuestra alimentación nos podemos sentir mucho mejor; en cambio, si la descuidamos o no nos nutrimos lo suficiente, las consecuencias muy probablemente serán niveles altos de estrés y ansiedad en cuerpo y mente. 

A continuación te compartimos algunas recomendaciones del  Dr. Gabriel Bertona

Nuestra psicóloga y fundadora Fabi le preguntó al doctor qué alimentos podría recomendarnos para bajar la ansiedad. La respuesta del doctor Gabriel Bertona fue la siguiente:

Por un lado, es necesario evitar los alimentos adictivos, pues estos generan ansiedad por el síndrome de abstinencia que producen cuando no los consumimos. 

En ese ámbito entra el trigo, debido a que el gluten es endorfínico, las azúcares refinadas, los lácteos por la caseína también adictiva para que la cría se haga adicta a la leche de la madre, y las carnes, por el ácido úrico que es una xantina parecida a la cafeína, que además de adictiva es estimulante e irritante, por eso las culturas más carnívoras son más violentas e irritables…

En la misma línea del ácido úrico entra el café, la Coca Cola y las bebidas estimulantes como el Redbull, que además pueden causar arritmias.

Esto en relación a lo que hay que quitar, pero además es necesario agregar grasas saludables: semillas como la chía, la linaza y la nuez, por el omega 3 que protege la función neurológica. También alimentos ricos en magnesio como los germinados, frutas y verduras crudas en general, algas por los minerales, y leguminosas, es decir, hay que llevar una dieta balanceada con alta calidad nutricional.

En otras palabras, hay que consumir alimentos orgánicos de preferencia, aquellos sin conservadores, sin colorantes ni químicos, que también pueden ser estimulantes y adictivos.

Una de las preguntas que puede surgir en este punto es cómo dejar estos alimentos si de por sí ya tenemos ansiedad, pues al pasar el síndrome de abstinencia aumentarían los síntomas, y eso es algo que no queremos. Para lo cual el doctor nos respondió lo siguiente:

Al principio puede ser así, pero el proceso es como dejar el cigarro. Te engañas pensando que el cigarro te alivia la ansiedad, pero al final la aumenta. Hay que pasar por la angustia del vacío que estamos evadiendo. Hay que dejar de correr y afrontar la emoción de la cual estamos huyendo. Ese es el proceso necesario. ¿Por cuál alimento deberíamos empezar? Por aquél al que seamos más adictos.

Ahora te explicamos un poquito más...

En pocas palabras, lo que comemos nos puede generar ansiedad.

Cuando nuestro cuerpo se hace adicto a algún alimento o sustancia, y de repente dejamos de consumirlo, pasamos por un síndrome de abstinencia (al igual que con el cigarro o alguna droga), donde el cuerpo pide a gritos aquellos que está acostumbrado a tener.

Este síndrome lo experimenta cualquier persona con adicción a diferentes drogas, alimentos, estimulantes, colorantes y medicamentos.

Durante el síndrome de abstinencia el cuerpo entra en un estado de estrés elevado, pues no tiene la sustancia a la que está acostumbrado y, por lo tanto, se activa la señal de alerta en nuestro interior, generando los síntomas de intranquilidad, sudoración, taquicardia e irritabilidad.

Pero, como dice el Dr. Gabriel: quitar el alimento no es lo que nos ocasiona ansiedad, sino el alimento en sí, al hacernos creer que lo necesitamos. Por eso es necesario tener herramientas de aceptación y relajación, para tolerar las sensaciones que puedan surgir. También recomendamos tener alternativas como el ejercicio o técnicas de respiración, y snacks saludables que nos ayuden durante los episodios de ansiedad por comer.

¿Cómo empezar el cambio?

Revisa las etiquetas

Mientras más procesado e industrializado sea un producto, más alejado de lo natural está. Por eso mismo es mejor evitarlo.

Un tip muy sencillo es que si encuentras en la etiqueta un ingrediente que no puedes ni pronunciar, mejor no lo compres, porque si el nombre es así de largo y complicado, imagínate cómo fue el proceso para generarlo.

Ubica los mercados a tu alrededor 

Buscar aquellos lugares donde venden alimentos producidos por las mismas personas del lugar, a través de procesos naturales y no industrializados. ¡Verás que incluso la comida te puede saber hasta más rica!

La alimentación ha de ser un placer que provee de nutrientes que el cuerpo pide y necesita, no algo que quema la lengua con esa sensación de acartonado y que quizás genera estimulación momentánea, pero no un verdadero placer ni saciedad. 

Empieza a quitar y agregar uno por uno

Puedes empezar por quitar alimentos de uno en uno. Por ejemplo, puedes probar unas tres semanas quitando los alimentos con glutamato, luego quitar azúcares procesados, a la par que vas agregando otros mucho más saludables, como frutas y verduras o incluso semillas.

Enfócate en pequeños cambios. No pretendas cambiar toda tu dieta de golpe, sino que elige momentos del día para ir creando hábitos poco a poco.

Aprende a lidiar con la ansiedad 

Así como dice el Dr. Gabriel, hay que afrontar el vacío, la incomodidad, el malestar. Hay que sentirlo para poder atravesarlo. Es incómodo y molesto, sí, pero no es peligroso. Por eso hay que enfocarnos en trabajar nuestra capacidad de enfrentarnos incluso a nosotros mismos e ir más allá de la comodidad fantasiosa que generan esas pequeñas grandes adicciones a las que nos vamos haciendo. E incluso desafiar las creencias y hábitos no tan saludables que hemos adquirido a lo largo de toda nuestra vida 

Evita agregar más agobio 

Si vas a mejorar tu alimentación, hazlo convencido de que es lo mejor para ti. Hazlo por amor a ti. Evita hacerlo por obligación y sintiendo que ahora tienes que cambiar muchas cosas en tu vida. Sí tenemos que modificar hábitos y estilos de vida que nos llevan a la ansiedad, eso es un hecho, pero puedes ir uno por uno para hacerlo por amor y convencido del por qué lo estás haciendo.

Haz tu menú semanal

Aunque no lo creas, tu semana puede cambiar muchísimo si te das el tiempo de hacer tu menú y preparar tus comidas. Si ya sabes qué vas a comer, es más fácil evitar las “tentaciones” y así crear los pequeños hábitos saludables. Por eso también te recomendamos tener opciones de snacks saludables a la mano para evitar caer en los antojos de la comida rápida.

Entonces…¿qué voy a comer?

Este es un pensamiento muy común cuando escuchamos todo lo que no podemos comer y nos damos cuenta que en la industria alimentaria abundan estos alimentos. Pero no te preocupes, solamente piensa en cómo le hacía tu abuelita e intenta ponerte en su lugar: imagina que vas a cocinar como si vivieras hace unos sesenta años; con eso te darás cuenta de la cantidad de alimentos que sí puedes consumir.

Se trata de encontrar fuentes de alimentos libres de químicos, colorantes y hormonas. Sí los hay, y poco a poco los vas a ir encontrando.

Y, por favor, si en este proceso de cambios de hábitos nutricionales tienes subidas y bajadas en las que tal vez un día no pudiste ajustarte a este cambio, sé paciente contigo mismo y piensa que es normal que los nuevos hábitos no lleguen de la noche a la mañana. Por eso si estás convencido de por qué quieres hacer ese cambio, será mucho más fácil atravesar por este proceso a tu propio ritmo sin culpas o sufrimiento

En conclusión, qué comer cuando tenemos ansiedad

Pensamientos, emociones, cuerpo, alimentación, ambiente: todo está interconectado conformando nuestra experiencia interna. Así que cuando mejoramos un área de nuestra vida, las otras mejoran también, pues se han de readaptar a esa evolución interna por la que vamos pasando.

La alimentación es una de esas áreas que se modificará si mejoramos nuestra forma de pensar.

Salgamos de ese círculo vicioso y entremos en uno virtuoso, donde las cosas que hacemos por amor a nosotros mismos nos motivan e impulsan para seguir haciéndolo.

Antes de despedirnos, queremos recordarte que toda la información que aquí te compartimos, así como las recomendaciones que hacemos, no sustituyen lo que es una terapia psicológica o un diagnóstico. Por lo que te invitamos a buscar ayuda profesional para encontrar la guía adecuada.

Colaboradores: Pau Gámez y María Milagros.

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